jueves, marzo 28, 2024

Al menos hubiera salido con cubrebocas: tiene Covid

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Laura Garza
ENFOQUE MANUAL

Si no lo vemos, no lo creemos

Dicen por ahí que si el río suena es porque agua lleva, un refrán bien conocido cuando se trata de información que corre como rumor de un lado a otro sin tener la más mínima confirmación, pero que nos orilla a prestar especial atención.

Así avanzamos durante esta semana sin saber nada sobre la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, después de que declarara el domingo pasado que había dado positivo en su última prueba de COVID-19.

Lo único que tuvimos claro es que no estaba dispuesto, ni él ni su equipo a dar más datos sobre su salud; olvidando claro que su posición en el país le exige una constante comunicación sobre sus actos y sobre todo su salud ante la ciudadanía.

Dicho de manera apropiada, siendo el hombre a cargo de un país y con el mayor poder, debería de dominar, junto con su equipo de comunicación y vocería que su salud bien podría ser notificada una vez al día.

La imagen con la que reapareció el lunes, tras su último tweet donde anunciaba su contagio, fue tras la llamada que tuvo con su homólogo ruso, Vladimir Putin apara abordar el tema sobre el suministro de las vacunas Sputnik V y un acuerdo entre países.

López Obrador en conversación telefónica con Putin. Foto de @lopezobrador_

La fotografía a diferencia de muchas otras que son realizadas en el interior de su oficina en Palacio Nacional, esta cae en una iluminación más detallada, casi como de televisión.

Aquí no hubo sombras molestas, ni poses incómodas, como pocas veces está sentado de manera correcta, derecho y con su rostro totalmente iluminado, incluso el águila de su silla y el fondo están completamente iluminados. Extraño porque esas imágenes nunca suelen ser tomadas con producción y ni mucho menos en foco.

El rostro del presidente luce inflamado y cansado, su sonrisa es muy obligada y podría casi asegurar que o le retocaron demasiado el rostro para dejarlo muy claro, o bien lo maquillaron.

Por supuesto, le agrego una fotografía en la que fue la última vez donde apareció en público en un acto protocolario en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, en San Luis Potosí donde su rostro luce de color distinto y las mancas de su piel son evidentes.

Foto de EFE

La suspicacia con la que este gobierno se ha manejado con cualquier tema que pudiera causar controversia ha llevado a muchos mexicanos a mirar con recelo el estado de salud del presidente.

Bien dicen “lo que no tiene imagen, se vuelve rumor” y eso justo lo que ocurrió desde el día de ayer que comenzaron a circular mensajes por WhatsApp de supuestas conversaciones con el “amigo del amigo del que trabaja en Presidencia” en donde hablaban de un supuesto derrame cerebral, después una embolia y no sé cuántas cosas más.

El río se llenó y cinco días después, apareció el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez para comunicar a través de un tweet que había versiones de mala fe y de desinformación con intenciones políticas que buscaban dañar la imagen de Andrés Manuel López Obrador.

En ese inter, los rumores se fueron incrementando y me volvieron las palabras de Gérard Wajcman cuando apuesta a que vivimos en tiempos de un notable principio de la transparencia y le hablo de imagen, no de normativas y leyes.

La transparencia corresponde a través de la imagen, es decir, que lo que se informa debe de estar acompañado de una imagen para verificar su legitimidad. Si no lo vemos, no creemos.

Aunado a que nuestra sociedad se encuentra cuantiosamente fraccionada y polarizada, este gobierno debería de comprometerse a informar de manera transparente, y no ha sabido hacerlo. Tenemos mañaneras con Excel, con diapositivas de Power Point y una que otra caricatura, pero nada que compense y avale el discurso de todos los días.

La salud del presidente, es primordial para la estabilidad de un país, sin importar quién sea y de qué color sea, es nuestro presidente y el interés público es y será totalmente válido.

Todo lo real es visible, y si no se ve, la duda brota de manera natural, entonces hace unas horas decidieron publicar un tweet desde la cuenta oficial de López Obrador acompañado de una imagen en donde aparece de pie en uno de los pasillos de Palacio Nacional.

Foto de Presidencia de la República

Como este es un espacio visual, puedo aseverar que siguen sin ser del todo claros. No es por buscarle más peros, “pero” la fotografía es lejana, así como el video de más de 13 minutos que subieron a sus redes.

Claro, es un gusto poder ver al presidente terminando con los rumores de un posible derrame cerebral o un estado delicado, sin embargo, el hecho de que caminara durante 13 minutos lo coloca también entre la delgada línea de verdad o mentira, tras cinco días de reposo, que no ha sido total como lo dijo, puesto que sigue trabajando.

Es decir, algo que pudieron haber utilizado a su favor, de nuevo caen en vaguedades y lagunas informativas. Entonces ¿ha estado sano? ¿ha trabajado? ¿quiénes han estado trabajando con él? ¿ha expuesto a más personas? ¿por qué no utiliza el cubrebocas si aún está contagiado?

Esta hubiera sido una gran oportunidad de generar empatía con los mexicanos, si es que hubiera salido con un cubrebocas y más aletargado. Sin contar con que en su discurso insiste en que la pandemia no nos ha sobrepasado y nadie se ha quedado sin tratamiento y sin cama en los hospitales.

Su postura en la fotografía transmite arrogancia, la inclinación de sus hombros, su abrigo moderno y elegante, mientras que su mano izquierda en el bolsillo lo coloca bajo la premisa que algo esconde y no está siendo totalmente claro. Todo esto desde la imagen no verbal, esa que suele decir más que un simple y mero discurso verbal.

Bien dicen que la utopía no es amable, y como presidente de un país que ya se encuentra entre los primeros tres países con más muertes por COVID-19 en el mundo, ha de ser muy complicado.

Pero en verdad, en estos tiempos podrían tener todo para hacerlo bien, pero se niegan y se ciegan a creer que todo aquello que no les convenga, es un ataque directo y prejuicioso.

Al menos la salud del presidente se ve bien, y eso era lo que queríamos ver.

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