En México, una de las legislaciones con mayor dinamismo es la electoral, es comprobable porque después de una elección el legislador recoge las experiencias derivadas del proceso y las transforma en leyes; esto último, siempre va o está acondicionado al interés de los grupos políticos representados en las cámaras legisladoras. Desde 1988 la dinámica electoral dejó frutos políticos e institucionales: el IFE surgió a exigencia del PRD y del PAN para darle crédito a los resultados electorales; los principios de mayoría relativa y de representación proporcional nacieron en la reforma política de 1977, aplicada por vez primera en la elección de 1979; el asunto de las prerrogativas a los partidos se hizo ley en la reforma electoral de 1996; el cállate chachalaca de 2006 ocasionó restricciones al discurso presidencial en tiempo de elecciones; la legislación sobre candidaturas independientes es de más reciente cuño; la reelección de diputados es tema de esta elección; los requisitos del porcentaje electoral para conservar el registro de partido político ha variado de 2.5 a 3%. Y a la siguiente legislatura seguramente tocará legislar sobre experiencias acontecidas en la elección 2021.