Ahora que los picos de la pandemia sanitaria ascienden vertiginosamente llevándose miles de vidas humanas, acaso habrá alguna versión reeditada de Sófocles, Esquilo, Eurípides o Shakespeare que escriba sobre la tragedia actual a causa del Covid-19, ¿cuántas historias podrían narrarse sobre el temor existencialista, el horror de las pérdidas humanas y el miedo a ser infectado? También del comportamiento de quienes teniendo la responsabilidad de organizar las defensas no supieron hacerlo o no pudieron con el paquete asumiendo estrategias erróneas. América lleva la penosa delantera en esa trágica competencia, porque Estados Unidos, Brasil y México lideran con mucho el número de defunciones en todo el mundo. En cuanto a nuestro país, sus picos de este trágico enero, sumados a los de julio y diciembre pasados, superan los 19 mil decesos, cada uno. No gusta, pero nos viene a la medida la calificación de “Ranking de resiliencia COVID” elaborado por Bloomberg sobre 53 naciones: “México permanece en el lugar 53, el último de las economías clasificadas, mientras las muertes alcanzan récords máximos”. Dice más: “Este enfoque displicente de liderazgo, junto a una falta de redes de seguridad social y sistemas fuertes de salud pública, ha empeorado la crisis”. Lamentablemente, esa fotografía nos retrata muy bien.