Los Políticos
Salvador Muñoz
La acción de las diputadas Dorheny García Cayetano, Ana Miriam Ferráez y Rosalinda Galindo Silva, con respecto a pedirle al senador Ricard Ahued que acepte ser candidato a la alcaldía de Xalapa por Morena, tiene varias interpretaciones:
1.- Desesperación. Porque saben que yendo él como candidato por Morena se convierte en ancla para favorecer la elección de cualquiera y los que se sumen por las curules que les correspondan a nivel federal y local a la capital veracruzana.
2.- Presión mediática. Buscan tocar el corazón del xalapeño que ve con agrado al empresario, como una forma de influir en la decisión de Ahued.
3.- Desorden. ¿Qué tiene que hacer el titular de la Junta de Coordinación Política en esa rueda de prensa de xalapeñas?
4.- División. ¿Por qué en lugar de Juan Javier Gómez Cazarín, mejor Gonzalo Vicencio, dirigente del partido?
6.- División 2. ¿En representación de quién fue El Carón? ¿Del Congreso? ¿de Morena? ¿de Cuitláhuac? ¿de Bola 8? ¡vamos! ¿de quién fue emisario?
¿Qué hubiera pasado si el sector empresarial, una Canaco, una Canirac, quizás una tercia de xalapeños de la asociación civil con renombre, hubieran dado la cara y pedirle a Ahued que fuera el candidato de Morena o de cualquier otro partido, o hasta independiente? Creo que hubiera tenido más peso, tanto político como ciudadano.
Lo interesante de la decisión que tome Ricardo Ahued, es el camino que se forja, tanto si está a favor de ser el candidato de Morena o lo contrario, si no lo acepta.
En el primer escenario, en caso de que aceptara ser candidato, Ricardo Ahued deja de ser empresario, deja de ser senador, se olvida uno de su paso por Aduanas, así como su recorrido por San Lázaro y el Palacio de Encanto, hasta cuando fue primer edil en Xalapa, para empezar a entender su nueva función: de ganar la presidencia municipal, no sería alcalde, sino “estercolero municipal”.
Por qué “Estercolero Municipal”? Por una razón muy simple. En el momento en que Ricardo Ahued diga “sí, acepto”, uno entiende que avala no sólo el pésimo trabajo de un alcalde que bien merece una revisión a fondo de su administración municipal.
(Si llegara Sergio Hernández a la alcaldía, si llegara David Velasco Chedraui, o cualquier otro precandidato de la oposición de los que hoy suenan, júrelo que la primera acción a ejecutar, sería una revisión exhaustiva al “trabajo” de Hipólitio y los recursos que se fueron por la borda y conste, no hablo de lo que devolvió a la federación, sino a simple vista, a ojo de buen cubero, los 150 millones de pesos que habrían de darle forma al Biodigestor que transformaría basura en energía eléctrica…)
Sinceramente no creemos que por la posición que guarda Morena, de taparse todos con la misma cobija, Ahued estaría en condiciones de hacer hasta una simple “observación” al desastre de Hipólito… al contrario, es seguro que estaría obligado a cerrar los ojos y guardar silencio, como si no hubiera pasado nada y limpiar toda la “calabaza” que se ha hecho a lo largo de esta administración.
Caso contrario: Decir No, implicaría no convertirse en cómplice del desastre, de la impunidad, del desorden en que vienen trabajando con Hipólito las demás entidades donde es Poder Morena. Un No de Ahued, sería querer a Xalapa, a los xalapeños, a Veracruz… quererse a sí mismo, pero sobre todas las cosas, le daría todavía más valor a su imagen, lo aquilataría, quizás para dar paso al candidato idóneo para el 2024… por supuesto, no por Morena.