miércoles, diciembre 25, 2024

Ya no inventen…

Opiniones y Comentarios

Julio Ricardo Blanchet Cruz

diariolibertad@gmail.com

Para detener un tren con más de 70 vagones, todos cargados al tope; y luego sobre rieles, se lleva una gran distancia.  Hacerlo de golpe causa muchos daños a todo el convoy; como sucede en los accidentes cuando algún imprudente se les atraviesa…

Además de que la inercia lo hace recorrer todavía una larga distancia antes de detenerse completamente; que es cuando se empiezan a cuantificar los daños.  Qué se salvó; y que no se salvó…

Pues lo mismo está sucediendo en México, al querer cambiar el sistema político -que buena falta le hace- la inercia de más de 70 años de mal gobierno, no la han podido detener, ni metiendo el freno a fondo…

Tan es así de fuerte la inercia del convoy “democrático” que ha llevado a la ruina a la propia nación -no se diga a la inmensa mayoría de sus habitantes- que tenemos el caso de Pío, que solo derribó, desde su base, el castillo de naipes de la 4T…

Después de ese episodio, hablar de honestidad y de que no son iguales; es una burla.  Es una bofetada.  Ya no hace falta seguir enlistando la corrupción existente y que bien podrían encabezar otros miembros de su familia…

¡Vaya! Ni sus propios hijos son distintos a los Bribiesca, los hijos de Martha Sahagún; o a los Locken, hijos de María de los Dolores Izaguirre, esposa de don Adolfo Ruiz Cortines (1889 – 1873) quienes se despacharon en grande…

Y está bien que se cambie el sistema, pero a lo que teníamos, a lo que quieren que lleguemos, pues sale junto con pegado.  Ahora estamos igual, pero divididos.  Basta de arrogancias, todo está mal.  Hay que empezar de nuevo…

El problema es que no podemos hacer mucho por la inercia que va derechito al desastre.  Para cuando se detenga el convoy -en el que va casi todo el mundo- todo será un caos.  Los vagones habrán colapsado unos con otros…

O sea, ¿que no hay solución?…

Pues sí que la hay.  Si ya se sabe que metros adelante todo esto finalmente se detendrá y todo será el caos -que ya lo es y no hemos parado- pues la única solución es bajarse del convoy antes…

Por más daño que se hagan al saltar -que además no hay ningún daño, adelante se explica- será mejor que lo que se espera más adelante.  No es difícil.  Las cosas no tienen que ser complicadas…

Como el cuento ese del individuo que entra a una cantina del Medio Oeste; y a la vista de los presentes, traza una raya que divide la estancia; y dirigiéndose a todos les dice, señalando la línea divisoria…

“De aquí pa acá, son tarugos; y de aquí pa acá, no”.  Y luego-luego que le salta uno y le dice “Óigame no; yo no soy ningún tarugo”.   Entonces pásese del otro lado.  Fue la respuesta…

Si todos, repito, todos, absolutamente todos somos el resultado de lo que hemos comido.  Entonces, la única forma de ser de otra manera, es comer de otra manera.  De Perogrullo, pero no se entiende, cuando no es ni peligroso ni difícil…

Pero hay quienes no se quieren bajarse del tren, les está yendo bien.  Otros que saben que al final van a colisionar, pero esperan salir bien librados.  Tienen harta fe. Y otros más que ni siquiera se han enterado de que van en un tren…

Por lo pronto, ya la gente está harta del confinamiento y las amenazas de que la pandemia se va a poner peor; y de que ahí vienen otros virus más peligrosos.  Por lo que desafiantes o inconscientes -como se  prefiera- al grado de “ya me vale un comino”, han organizado fiestas, pachangas y reuniones en medio mundo…

El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que siempre ha dicho que no muy le cree a la pandemia, asistió sin cubrebocas a una atestada playa de Río y se metió al mar como cualquier hijo de vecino…

En España eran tantísimos los que estaban en una pachanga, que la policía no pudo con ellos y la fiesta continuó.  En Francia por las mismas.  Aquí en México ni se diga, pero destacan las fiestonas de Playa del Carmen, de Veracruz y las 593 fiestas reportadas el día 24 solo en la CDMX…

Todo será distinto en tiempos de elecciones sin mítines, cuando estos reactivaban las economías de muchos; y ya como qué no.  Y sin los regalos de antaño, como que tampoco.  Pueden traer virus…

Lo que sí nos espera, es una verdadera epidemia de spots, que llegarán hasta donde llega la Coca-Cola y las Sabritas; pero aún no ha llegado la justicia…

Un horror de democracia, o una democracia de horror, es la hipocresía que se vive en el mundo.  Donde infunden pánico a la gente con el coronavirus que ha matado ¿? a más de  1,7 millones de personas en el mundo.  Y dicen que hasta más…

Cuando en el mismo mundo, según los datos del 2015 de la OMS 8,8 millones de personas fallecieron de cáncer.  Y siguiendo con la OMS.  En el 2016, de infartos y accidentes vasculares cerebrales, murieron 15.2 millones de personas.  Pero hay más…

Según datos del 23 de diciembre pasado, diariamente mueren 24 mil personas ¡de hambre! es decir, 8 millones, 760 mil cada año.  Entre ellos, 18,000 niños entre 1 y 4 años.  Eso sí que es para preocuparse; no el Bichito. Ya no inventen.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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