martes, abril 23, 2024

Corrupción de ayer, es la misma de hoy

Línea Política 18 de febrero del 2021…Agustín Contreras Stein.

MUCHO  se apunta que la corrupción de ayer, bandera política del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, es la misma que opera en la actualidad en este presente gobierno, más aún cuando muchos de los actores políticos que hoy forman parte de la administración federal, fueron distinguidos personajes de los sexenios anteriores. Ni el mismo Presidente López Obrador, se salva, pues si bien ha creado su propio proyecto político junto a Morena, basado en la famosa cuarta transformación, no hay que olvidar que antes fue priista, después perredista y vivió, como se ha demostrado en diversas ocasiones, siempre del presupuesto oficial, lo que seguramente olvida por momentos, principalmente, cuando se pone a despotricar contra el pasado, el cual también lo envuelve a él, pero no quiere o no se atreve a reconocerlo.

Sin embargo, la corrupción, un problema que se padece en todo el mundo, en todos los gobiernos y en todas las administraciones, sigue siendo el principal estandarte de quien gobierna a nivel nacional, haciendo uso de esta estrategia de manera permanente para mantenerse en el poder, siempre a costa de los demás, incluso, de quienes fueron parte de su propio proyecto y que por alguna razón desconocida, se quedaron en el camino, salvo aquellos que todos conocen en el gobierno actual y que lograron salvarse para seguir siendo parte del gobierno actual.

La corrupción de ayer, la cual detesta el propio Presidente de la República, es la misma corrupción que impera en estos momentos en todo el sistema político, aunque éste ahora se llame la cuarta transformación del país, mediante la cual se quiere seguir engañando al pueblo como se hacía en otros tiempos, porque nadie puede negar, efectivamente, que la corrupción siempre ha imperado y ha llegado a ser parte de todo un sistema donde intervienen todos, porque, tal y como se basaba la campaña del entonces candidato a la Presidente de la República, José López Portillo, nadie podía escaparse a esta condición humana. Pero, esto, de alguna manera se establecía como el antecedente de lo que podría ser, también, la solución de todos para muchos de los problemas que padecía y sigue padeciendo el país.

López Obrador, ha sabido navegar con esta bandera política, pero cada día que pasa, debido a esta insistencia de su proyecto político, se mete en más serios problemas, porque está llegando el momento en que su propia estrategia política, lo puede llevar al mismo punto.

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LA FE, MUEVE MONTAÑAS.

SÍ, LA FE, SIN DUDA, es tan fuerte que pudiera ser una parte importante de la solución de muchos problemas, incluyendo, desde luego, el de la salud afectada por la pandemia que ocupa al mundo, pero dicha fe, también debe ir acompañada del cuidado que tenga cada persona, como usar constantemente el cubre bocas, pues si bien hay que tener fe, Dios dice también, ayúdate que yo te ayudaré, porque de esta manera estaremos contribuyendo de manera más eficaz a los programas de combate al virus que genera el Covid-19.

Lo anterior es parte de las referencias que hacemos en relación a lo que dijo un sacerdote de nombre Antonio González Sánchez, de la diócesis de Ciudad Victoria, en el Estado de Tamaulipas, asegurando que usar el cubre bocas, es no tener fe, con lo cual se suma a la propia irresponsabilidad mostrada por el Presidente de la República, que se rehúsa a tomar en consideración esta medida dictada, por cierto, en su propio gobierno y por las autoridades de salud del país que gobierna.

La fe mueve montañas, dice el dicho popular, pero junto a ella también debe estar la propia contribución personal a favor de los demás, pues no usar el cubre bocas o no considerar las medidas de salud es parte de una irresponsabilidad frente a las demás personas.

Sí, tengamos fe en que pronto saldremos de este problema de salud, pero también pongamos algo de nuestra parte para poder sobrevivir a esta pandemia.

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VERACRUZ, ES UN DESASTRE.

NO CONFORMES con la nula actividad gubernamental y los pocos resultados que se notan en toda la entidad, las autoridades que forman parte de este gobierno, no ponen el debido interés para parar el problema permanente que se conoce como inseguridad.

Todos los días, en el Estado, se conocen hechos violentos, casos sangrientos, robos a mano armada, balaceras por todos lados, principalmente, las que se generan en centros urbanos, como Xalapa, que ha sido escenario de cuantiosos hechos de esta naturaleza que están llegando a ser parte de la vida diaria y que han generado temor permanente, al grado de que salir a la calle ya es un nuevo reto que hay que enfrentar, aparte de la amenaza constante de la misma pandemia que siendo un problema de salud, se ha convertido, también, en parte de la inseguridad, pues atenta, igual que los actos violentos, en contra de la vida misma.

Veracruz, es un desastre por la inseguridad, sin tomar en cuenta los problemas de la crisis generalizada que también lo acosan por todas partes.

Y uno se pregunta, ¿Todo esto, será también, parte de la cuarta transformación?.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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