“Para atrás, solo para tomar impulso”, dice sabia conseja popular, la cual con buenaventura podría aplicarse al proyecto de iniciativas del gobierno federal en materia de energía eléctrica y del Banco de México. Sobre la primera, el presidente López Obrador ya envió a la Cámara de diputados con carácter de iniciativa preferente la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, con la cual se establecen diferentes condiciones a los productores privados antaño atraídos por los atractivos de la ley vigente a cuyo amparo operan actualmente. Con la Ley en ciernes las plantas termoeléctricas e hidroeléctricas de la CFE tomarían la primacía en la generación de energía eléctrica sobre las plantas de generación eólica y solar. Es obvio que esta iniciativa acarreará serias desavenencias constitucionales en las que la Suprema Corte jugará un papel central y en caso extremo será materia de disputa en Cortes internacionales. En cuanto a la Ley del Banco de México, el gobernador de esta institución autónoma ya ha advertido sobre el riesgo de una devaluación monetaria y “podría afectar el cumplimiento de los objetivos del Banco de México y su capacidad para hacer o recibir pagos en nombre del Gobierno federal”. Incluso, el Secretario de Hacienda ha adelantado potenciales problemas si se vulnera la autonomía del Banco de México. Ya veremos hasta dónde llega la prudencia y la sensatez de los diputados.