Cuando el discurso oficial alcanza la audacia de nuestros días, y cuando estamos en las goteras de una gran elección nacen dudas acerca del grado de veracidad de la retórica o se inspira en motivos electoreros. Está visto que el discurso del presidente López Obrador en no pocas ocasiones se aparta de la realidad, y que la seguridad con la cual se pronuncia borda en audacia extrema, pero seguro de su impacto sobre el destinatario final. Ayer, López Obrador anunció aumentos anuales en la pensión a adultos mayores y la reducción a 65 años de edad para obtenerla, de inmediato las redes se congestionaron con esa buena nueva. Pero, si bien es deseable, se antoja muy difícil vaya a hacerse realidad porque, ¿de dónde van a salir los recursos para cumplir ese ofrecimiento con una economía de crecimiento deprimido? Es simple interrogante sin ánimo de desalentar a quienes no solo lo creen, sino que ya lo festejan. Sin embargo, el punto es bueno por su efectividad que será posible medirla en votos en junio próximo.