viernes, abril 19, 2024

¡Cinthya!

Por Edgar Hernández*

¡La joya de la corona para tan distinguida dama!

En medio del maremágnum, las luchas cuerpo a cuerpo, los desgarres, pellizcos, puntapiés y picadas de ojos, emerge la figura de Cinthya Lobato.

Estratégicamente esperó hasta el cierre del registro de candidaturas; cuando ya se había ido Cuauhtémoc Velásquez; cuando echaron a Sergio “El Baliador”; apartaron a la impresentable de Elizabeth Morales; voltearon la vista cuando se presentó Vergel, y entraron en agonía Raúl Arias y Uriel Flores, para levantar el dedo del ¡Quiero!

Justo cuando Ricardo Ahued deshojaba la margarita y entraba al tobogán del desgaste provocado por su propio partido, vía Bola 8 y Huerta Ladrón de Guevara, Cinthya Amaranta Lobato Calderón, se apuntala como la esperanza para Xalapa.

Fue en el momento exacto en que David Velasco se imponía con fórceps, rehén de los rojos, azules y amarillos para jugar por la alianza PAN-PRD-PRI.

Fue en el momento, no antes, cuando la cabeza de un partido nuevo “Unidad Ciudadana”, la Lobato, se erigía como la mejor opción.

Por ser mujer. Por ser una luchadora social. Por haber demostrado que tiene los arrestos mejor puestos que sus adversarios, la hija del bien recordado José Luis Lobato Campos, la que se inscribe para llegar a la alcaldía jalapeña una vez que el atarantado de Hipólito Rodríguez termine su gestión el último día del año.

Sabedora de los tiempos políticos, “Cin” -como le dicen sus allegados- dejó pasar, primero el vendaval de la pandemia, luego el calor mediático de la convocatoria, más tarde los juegos escenográficos de la especulación, el mantenerse alejada de los periodistas y dejar que Paco, su esposo y alma mater de ese partido, construyera la circunstancia en al menos 70 municipios del territorio electoral para amarrar el 3 por ciento el 7 de junio y no perder el registro, para luego decidirse por Xalapa.

Simplemente no comió ansias. Siguió al pie de la letra el libro de la política. Leyó y releyó “El Arte de la Guerra” y recordó las enseñanzas de su padre para finalmente hacer público su deseo.

¿Es posible que gane?

En Xalapa todo es posible.

Xalapa no es de Morena -la tuvo los cuatro últimos años y dejó invitada a la ciudadanía a no votar más por un chairo-.

Tampoco es del PRI, que ahora va en alianza, al estar David como dormido y sometido por rémoras. No es del PAN, aun cuando es la segunda fuerza electoral en Veracruz, ya que Sergio Hernández, tras ser botado, se llevó de su partido hasta los botes de basura. Y el PRD es minoría en la capital.

Pero ¿es acaso de Ahued?

En el imaginario colectivo jalapeño hay serias dudas de volver a votar por Morena a pesar de que lo abandera en esta capital el empresario del plástico. Peor aun que desde antes del arranque lo han querido desbarrancar y atajar su tránsito al 2024 y de paso hacerle la maldad a Rocío Nahle, impulsora de Ahued por instrucciones de Palacio Nacional.

Cuitláhuac, el Bola 8 y el nuevo aliado de este, Huerta Ladrón de Guevara serían inmensamente felices si Ahued fracasara y ganara cualquier otro, como Raúl Arias por quien apuesta el partido Movimiento Ciudadano, comodín de AMLO.

En realidad, haciendo un paréntesis, a Arias Lovillo no le alcanza ya que solo una parte de la comunidad universitaria lo apoya, mientras mas de 540 colonias no saben quién es este amigo.

Otros como Uriel Flores, que va por el partido “Podemos”, de Francisco Garrido, bajo las órdenes de Morena, solo da lástima.

Y por ahí anda un exalcalde de la costa queriendo pegar su chicle por el Partido Redes Sociales Progresistas, pero solo es un relleno, ya que este partido es de Elba Esther, quien se cuadra con Morena.

Xalapa pues, podría dejar de ser una moneda en el aire con la presencia de la empresaria y exdiputada local, Cinthya Lobato, quien aún no terminaba de registrarse cuando ya la etiquetaban como morenista.

Por lo pronto, fuera de toda especulación, la Lobato queda inscrita en la terna con Ahued y David no para pulverizar el voto, sino para ser la próxima alcaldesa de la ciudad capital.

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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