No debiera ser, pero es fangoso el terreno donde se mueven quienes se dicen al servicio de la colectividad, de quienes por vocación, interés o mera circunstancia militan en el escenario del servicio público, son genéricamente conocidos como políticos. En un contexto social como el nuestro, nuestra evolución política no ha permitido que alcancemos mejores calificaciones para nuestra clase política, son nuestro reflejo social, lamentable es decirlo. Por esa condición, es acertada (aunque no legítima y sí carente de ética) la estrategia de quienes actualmente ejercen el poder aplicada a sus adversarios y contrincantes electorales de activarles procesos judiciales pendientes para sacarlos de la jugada o de plano meterlos a la cárcel. Así ha sucedido con Rogelio Franco, con Gregorio Gómez, candidato del PRD a la alcaldía de Tihuatlán, Nicolás Ruiz, de la trilogía partidista PRI-PAN-PRD en Minatitlán y ahora se pone al filo de la navaja a Jesús Mancha Alarcón, candidato del PAN a la alcaldía de Tuxpan, pues un juzgado le negó suspensión definitiva contra una orden de presentación o detención. Prevenido de esta amenazante advertencia Renato Tronco desistió de sus pretensiones electorales en Las Choapas, y como él, sin duda habrá muchos más, de cualquier partido, Morena no es la excepción, pero son “diferentes”, porque hoy por hoy tiene la sartén por el mango.