Entre lo utópico y lo verdadero
Por Claudia Guerrero Martínez
29 de abril del 2021.
Nos indigna seguir escribiendo sobre casos de acoso sexual a mujeres en las diferentes dependencias del Gobierno Estatal. Hemos citado temas vergonzosos y los titulares de secretarías, en lugar de realizar una investigación y poner sanciones para erradicar las viejas costumbres, apoyan a “machos con poder” queriendo poseer a mujeres, como si pertenecieran a un rebaño en un establo, así como hacerles insinuaciones verbales y mensajes de texto, comprobando que el poder enloquece a muchos, quienes no tienen ética, educación en el seno familiar y literalmente se convierten en locos.
La historia que les vamos a contar es triste, pues nuevamente, es una trabajadora quien labora para llevar dinero a su casa y todos los días, tiene que soportar a su jefe que le hace insinuaciones, manda mensajes sugestivos y hasta le pide que se ponga ropa con escotes, aceptando que eso le excita, mostrando sus fantasías sexuales, imaginando cosas que no son, pues la empleada nunca ha dado pie a que él le falte al respeto. Y para no perder el trabajo, guardó silencio, hasta que la situación es ya incontenible.
La víctima se llama Rosita “N”. Ella se contactó con la autora de esta columna para externan su caso y exigir a las instancias como la Unidad de Género y la Contraloría Interna para que actúen ante denuncias interpuestas por víctimas por hostigamiento laboral y acoso sexual. Y ella nos comenta: “Soy víctima de hostigamiento sexual, en una dependencia estatal, ejercida por un director jurídico. Tengo mensajes de WhatsApp como pruebas y soy la afectada. Tengo los acuses entregados a la Unidad de Género, pero ellos no me ayudaron, así como puse la queja en la Contraloría Interna, sin haber hecho una investigación del caso. Las dos dependencias protegieron al acosador”.
Increíble que víctimas con pruebas, no son tomadas en cuenta en esta administración estatal y hasta los premian, pues tal parece, los escándalos nacionales en MORENA son ya un deporte, al hostigar, acosar y hasta violar sexualmente a las mujeres, siendo protegidos por altas esferas del poder. Los “honestos”, no respetan a las mujeres en Veracruz, ni en todo México. El presunto cambio fue un fraude.
Y nos comenta Rosita: “Ellos están a punto de correrme por hablar” … Mostrando la basura humana que son.
El agresor es acusado desde hace un mes por acoso sexual y laboral…Su nombre es Héctor Rivera Castillo, Director Jurídico de la Secretaría de SEDESOL Veracruz, donde su titular es Guillermo Fernández Sánchez, exencargado de la casa de gestión de Cuitláhuac García, cuando este último era diputado federal y como premio, fue designado en una de las dependencias más sensibles de todo el gobierno estatal. Y cuando Héctor Rivera Castillo se enteró de la queja interpuesta por Rosita “N”, fue amenazada, pues narró a detalle cómo ocurrieron los hechos, las insinuaciones, propuestas indecorosas y corrientes, así como pedirle que ya cediera a sus indirectas, con alto grado sexual.
Y el castigo para Rosita fue el aislamiento de todos y apartarla de la dependencia SEDESOL Veracruz.
Valiente, Rosita interpuso una queja por hostigamiento sexual y laboral, por parte de su jefe, Héctor Rivera Castillo, dirigida a la Maestra Salma Guadalupe Mújica Zavala, quien es la jefa de la Unidad de Género, de la Secretaría de Desarrollo Social, presentada el 22 de marzo del 2021 y en ella explica: “Hacer de su conocimiento, el problema de violencia de género, que sufro directamente, por el Mtro. Héctor Rivera Castillo, Director Jurídico, de la Secretaría de Desarrollo Social, se trata de una conducta de naturaleza sexual no recíproca, basada en el hostigamiento sexual y laboral, asimismo, burlas, sarcasmos, chistes en doble sentido, que afecta mi dignidad como persona”.
Y sigue Rosita relatando: El día 15 de abril del 2020, en medio de la pandemia, viajo a la ciudad de Xalapa y el Mtro. Héctor Rivera Castillo, me escribe un mensaje diciéndome “no les avises a tus tíos que llegas”, mensaje que no le respondí. Ya estando en la oficina, Héctor Rivera Castillo me dijo “usted no se da cuenta que la mandé a traer porque ya quería verla, porque sólo fue pretexto para tenerla aquí, no tuve tal reunión, estoy enamorado de usted y quiero que me corresponda, nadie se va a enterar, soy un caballero, pero quiero que usted esté conmigo, que salgamos de aquí y vayamos a un lugar íntimo”, me tomó de mis brazos e intentó abrazarme y besarme, inmediatamente con mi bolsa de mano lo empujé e intenté darle una bofetada, pero se retiró. Con su cara de asombro, le dije que yo no estoy en su Dirección para ser su amante y le comenté: “Usted se confundió de persona, usted no me gusta y yo no me voy a prestar a sus insinuaciones”, para después retirarme. No volví a tener contacto de manera personal con el Mtro. Héctor Rivera Castillo, no volví a la oficina por un par de semanas, debido a la suspensión laboral por el virus SARS-COV2 (COVID-19).
Cada vez que asistía por urgentes reuniones, mismas, era mentira la organización de ellas, Héctor Rivera Castillo me hizo dos o tres comentarios, “hoy se ve más guapa que nunca”, “me gusta cómo se mira hoy” y bromeando me dijo que si “salíamos a tomar algo, ya que hacía mucho calor”, comentarios que no contesté. Luego insistió en que yo le gustaba, que él estaba dispuesto a darme dinero a manos llenas, se ofreció a comprarme ropa, zapatos y todo lo que yo quisiera, me dijo “yo rento departamentos, tú puedes vivir allí y no te voy a cobrar la renta, vamos ahorita mismo a una tienda de ropa que gustes y escoge lo que quieras, yo todo te lo pago”, cuando él dejó de hablar, le dije “pensé que había entendido y que no volvería a tocar este tema”, pero veo que usted es muy insistente, me retiro, de ahora en adelante me quedaré si solo tratamos asuntos de trabajo, personal nada y con una voz burlona me dijo: “ yo sólo te quiero ayudar, mírate cómo vistes toda anticuada, tus zapatos soy muy toscos, parecen zancos de circo, yo te voy a vestir de pies a cabeza con ropa elegante, te voy a enseñar a vestir para que estés presentable…”, ante esos comentarios, me di media vuelta y salí llorando de la oficina.
Y remata Rosita: “Quiero mencionar que yo no tenía un lugar asignado como mis compañeros, no tenía escritorio, ni PC, por esa razón yo tenía que estar dentro de su oficina sentada en una mesa que se utiliza para sus reuniones. Al no ceder a sus insinuaciones, me sacó de su oficina y luego, volvió a presionarme para que accediera a sus intenciones. Al sacarme de su oficina estuve por meses sin computadora, tenía que esperar a que mis compañeros me prestaran la suya, unos meses el Mtro. Héctor Rivera Castillo, me prestó su computadora portátil, pero no trabaja bien, pues en todo momento él la necesitaba y se la tenía que devolver.
Lo interesante de esto, es que al no acceder a las propuestas, empezó a hablarle de manera irónica, empezó a criticar su trabajo y veía miles de detalles en los oficios y una vez, regresó uno hasta por 18 ocasiones, asegurando que la redacción no se entendía, cuando antes no había problema y hasta decir que se arrepentía de haberla contratado. Luego, Héctor Rivera Castillo trataba de darle palmaditas al momento de saludarla, apretones de mano y roces deliberados, sus evidentes miradas lascivas o concupiscentes, siempre haciendo comentarios burlones hacia la víctima, sobre su manera de vestir y sus gestos de connotación sexual, sus chistes siempre en doble sentido. En ocasiones, al momento de poner su café, se ponía atrás de ella, suspirando y diciendo en voz baja que cómo le gustaba y que ya le diera algo, situación que era incómoda y denigrante para la víctima.
Y Rosita describe cosas peores: “De los mensajes anteriores, jamás tuvo respuesta de mi parte, le demostré indiferencia todo el tiempo, incluso lo tuve que bloquear en llamadas y mensajes, ya que me marcaba a mí celular en las tardes después de salir del trabajo, en las noches e incluso, en la madrugada insistían las llamadas, en estado de ebriedad, en una ocasión como a las 12 de la noche me fue a buscar a mi casa, tocando el claxon por unos minutos”.
En el mes de marzo del 2021, Héctor Rivera Castillo pidió a tres empleadas y a Rosita que pasaran a firma su renuncia, sin fecha, por instrucción del secretario de SEDESOL Guillermo Fernández Sánchez y dirigirse al departamento de Recursos Humanos. El fundamento del despido nunca fue aclarado. En virtud de lo anterior, ella ha sufrido hostigamiento sexual y laboral por parte del Mtro. Héctor Rivera Castillo, conducta no deseada de naturaleza sexual, en su lugar de trabajo y la hace sentir ofendida, discriminada, humillada y/o intimidada, por su situación de subordinación, ya que el agresor abusa del poder, expresando conductas verbales y físicas, relacionadas con la sexualidad y que violan la integridad de la víctima como persona, además ejerce violencia psicológica extrema de forma sistemática y recurrente sobre sus actividades laborales, burlándose y menospreciando su trabajo haciendo siempre referencia que su labor es pésima y no es productiva.
“Derivado de la anterior, tengo consecuencias por la afectación de dicho hostigamiento, del tiempo que llevo trabajando para la SEDESOL, me he enfermado en más de 7 ocasiones, sufro estrés, ansiedad, depresión, cuando llega a la oficina Héctor Rivera Castillo, entro en estado de nerviosismo, desesperación, impotencia, asimismo, tengo consecuencias físicas como trastornos de sueño, dolores de cabeza, náuseas, entre otros”, comentando esto Rosita “N”, siendo vergonzoso que ante la queja y señalamientos, el Secretario de SEDESOL Guillermo Fernández Sánchez cobijó a su subalterno y despidió a la víctima.
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