El tiempo está exhibiendo como una falacia la desaparición o el aminoramiento del robo de combustible en ductos, mejor conocido como “huachicol”, virtualmente desaparecido según la proclama en las mañaneras desde primer año de gobierno. Lamentablemente, la realidad informa de un aumento del 9.5% de tomas clandestinas durante el primer cuatrimestre del año en curso, respecto del mismo periodo de 2020. Pruebas de este fenómeno se tienen en 22 entidades federativas, acentuadamente en Hidalgo, Puebla, México, Guanajuato y Tlaxcala. Lo peor estriba en saber que ahora tenemos una Guardia Nacional no corrupta pero que sin embargo no ha podido detener ese robo en despoblado.