Fue duro el castigo electoral asestado por la ciudadanía mexicana en 2018 al gobierno de Peña Nieto, de paso afectó al PAN (al PRD ya lo había desfondado Morena al llevarse sus principales cuadros políticos dejando solos a los “Chuchos”). El rechazo al orden establecido se reflejó en el carro completo entregado a Morena: mayoría en las cámaras de senadores y diputados, también en 18 Congresos locales, además de 5 de gobiernos estatales. No es ocioso acentuar que el triunfo incluyó la CDMX y Veracruz, cuyo padrón electoral los hace segunda y cuarta fuerza electoral, respectivamente. A Veracruz lo gobernaba Miguel Ángel Yunes Linares, quien en 2016 obtuvo un millón 55 mil 541 votos para ganar la gubernatura, con esa base diseñó una adecuada estrategia electoral y alcanzó un millón 453 mil 938 votos, en otros tiempos suficientes para hacerse del gobierno. Sin embargó el efecto López Obrador llevó al triunfo a Cuitláhuac García, con un monto inobjetable de un millón 667 mil 239 votos. Esta vez AMLO no está en las boletas, estamos a días de comprobar la diferencia.