Salvador García Soto
La destitución de Irma Eréndira Sandoval, que tenía decidida el presidente López Obrador desde antes de las elecciones y se concretó ayer con el anuncio de su sustitución a cargo de Roberto Salcedo, es el primero de varios cambios que vienen en el gabinete presidencial en los próximos días. El que haya sido el de Sandoval el primer movimiento que hizo el Presidente resulta significativo porque se trata de una de las mujeres que acumularon más fuerza y poder en el equipo presidencial, por encabezar una de las alas más duras de la 4T y que incluso, junto a su esposo el académico John Ackerman, llegaron a trazar un proyecto con miras a una posible candidatura de Irma Eréndira en 2024.
Toda esa fuerza que llegó a acumular la secretaria hoy destituida se debilitó cuando Sandoval Ballesteros se obsesionó con la candidatura de su hermano, Pablo Amílcar Sandoval, al Gobierno de Guerrero. No sólo impulsó la postulación de su hermano menor, sino que intervino directamente para tratar de influir en el proceso interno de Morena la noche del 1 de marzo de 2021, cuando ya el CEN morenista había acordado la postulación de Félix Salgado Macedonio, a partir del resultado contundente de la encuesta interna. Irma Eréndira llamó personalmente al dirigente, Mario Delgado, para pedirle que frenara el anuncio de la nominación de Félix, porque ella tenía “otros datos” que favorecían a su hermano. Ante la amenaza de desatar un conflicto interno, Mario aceptó parar el anuncio y ordenar una nueva encuesta en Guerrero.
A partir de ahí y cuando 10 días después se levantó la nueva encuesta y el resultado confirmó la ventaja de Salgado, el tema se convirtió en una obsesión para la secretaria Sandoval que nunca aceptó el resultado y comenzó a operar en contra de Félix con mensajes y campañas en contra.
Fue esa “guerra sucia” contra Salgado Macedonio y el fuego amigo con el que lo estuvieron bombardeando desde las oficinas de la Función Pública, lo que llevó al Presidente a tronar en contra de ese golpeteo interno y defender abiertamente la cuestionada postulación de Félix.
Ayer, cuando el Presidente grabó el video que después subió a sus redes sociales, el lenguaje verbal y corporal, tanto del mandatario como de Irma Eréndira, fue bastante explícito y dejó ver que, más que una salida acordada, fue un despido, una destitución y una suerte de ruptura que se matizó y suavizó con reconocimientos y elogios por parte del Presidente: “cumplió a cabalidad Irma Eréndira”, dijo, mientras la ahora exsecretaria le recordaba a López Obrador que ella viene “de una familia de lucha y que mi abuelo y mi padre lo acompañaron a usted en sus batallas por la democracia”.
El nombre elegido para sustituir a Sandoval también es interesante. Roberto Salcedo Aquino no sólo era la “cuña” que López Obrador le metió a Irma Eréndira en la Subsecretaría de Fiscalización y Combate a la Corrupción, sino que se trata de un viejo amigo y conocido del Presidente desde las épocas en que ambos coincidieron en Tabasco, durante el gobierno de Enrique González Pedrero.
Curiosamente, nos comentaba ayer una fuente de Palacio, Irma Eréndira es la segunda secretaria que intentó sacar y eliminar a la “cuña” que le puso el Presidente y que, paradójicamente, terminó siendo sustituida por Salcedo. La otra secretaria que intentó lo mismo fue María Luisa Albores.
Así que con la caída de Irma Eréndira -que llegó a estar en las alturas de la 4T y a liderar una de las células más dogmáticas y radicales- ayer se inauguró la “temporada de cambios” en el gabinete, misma que anticipó el propio Presidente días antes de las votaciones del 6 de junio y que hoy él mismo -y sólo él como todo en su gobierno- irá anunciando y haciendo públicos sus movimientos cuando así lo decida.