Una vez más el presidente y miembros de la cúpula empresarial agremiados en el Consejo Mexicano de Negocios se reunieron bajo el auspicio de un ya muy virtual propósito de conciliar posiciones e invertir en proyectos de infraestructura; igual que en anteriores ocasiones se repitió la acartonada versión de la buena relación entre las partes, en contraste a la narrativa cotidiana. ¿A qué acuerdos llegaron el presidente y los hombres del referido Consejo? fueron lugares comunes: combinar la inversión privada con la pública, aprovechar las ventajas del Tratado económico con Canadá y los Estados Unidos, etc. En este nuevo intento conciliatorio se dibujó un escenario contrastante con la realidad: «Está creciendo la inversión extranjera, está creciendo la economía, hay estabilidad macroeconómica, y algo que es muy importante, hay bienestar y paz social». Para cerrar el círculo, se dijo que no habrá aumento de impuestos, tampoco «ninguna acción que afecte al sector privado, al contrario estamos poniéndonos de acuerdo para trabajar juntos y seguir avanzando en cuanto al desarrollo del país». Y, para no variar, otra vez se proyecta anunciar “el tercer paquete de infraestructura”, sin que el segundo se haya hecho efectivo. Pero acaso la tercera sea la buena.