Por Sergio González Levet
¿Se habrá preguntado alguien si el presidente Andrés Manuel López Obrador está
incluido en la lista de apoyo “universal” de la Secretaría de Bienestar y está
recibiendo sus 3,850 pesos bimestrales?
Ahí hay una trampita para el líder moral y esencial de Morena (que no es un
partido, aunque cobra como partido y participa en las elecciones, y se presenta
como movimiento, aunque no llegó al poder por la vía de la insurrección popular).
Y es una trampa porque tiene dos posibilidades ante la pregunta:
La primera es que sí esté dado de alta en su programa social, como debiera
ser, porque él debe poner el ejemplo y acatar los derechos y obligaciones que
tiene como ciudadano. Pero entonces sus críticos y muchos mexicanos de buena
fe no estarían de acuerdo en que él -que cobra un sueldo decoroso, que vive en el
Palacio Nacional sin pagar renta ni servicios ni servidumbres, y tiene muchos otros
beneficios, aunque lo niegue- reciba cualquier cantidad adicional.
Para muchos sería el colmo que se embuchacara el monto que podría ser destinado a una
persona de la tercera edad que sí necesite esta especie de limosna gubernamental; una limosna social que da y paga el pueblo, no el Gobierno de la República y menos Andrés Manuel.
Pero la segunda posibilidad es que el Patriarca de la Cuatroté no esté dado de
alta como beneficiario de Adultos Mayores, a pesar de sus más de 65 años de edad. Si fuera ése el caso, sus malquerientes y quienes no están de acuerdo con él y su estilo personal de gobernar dirían que cómo es posible que no se atenga a las reglas de este programa precisamente quien las dictó y pugna todos los días porque se cumplan.
Si está, es un aprovechado, piensan unos; si no está, es un descreído de su
propio programa, opinan otros.
Cosas del populismo y de las habladas, porque el actual jefe de las instituciones de la República es muy dado a echar baladronadas a la menor provocación, y una de ellas es la honestidad que pregona de manera tan constante y ostentosa que hace saltar la sospecha. No que no lo sea, sino que muchos recuerdan el dicho aquél de Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces…
Sería sano que dijera el Presidente si tiene Tarjeta del Bienestar y en qué banco la tiene, por ejemplo en el de su amigo Ricardo Salinas Pliego o en el Citibanamex que está a punto de venderse al mejor postor.
Y en una de ésas que nos cuente en qué gasta ese dinerito adicional que le da el pueblo bueno y honrado.
No faltará algún oficioso bienqueriente que sin tener la información precisa afirme que AMLO sí está dado de alta, que sí le pagan, pero que ese dinero lo distribuye entre los pobres… o algo así.
Pero lo cierto es que a la fecha los mexicanos no sabemos qué fin le da nuestro Presidente a su sustancioso apoyo bimestral para el bienestar… Son 3,850 pesos muy buenos.
sglevet@gmail.com