“El cañón de largo alcance.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
La forma de comunicar, expresar y comprender la realidad puede ser muy variada, en el caso mexicano el humorismo es una forma muy peculiar de describir y hasta de burlarse de la realidad; el humorismo lo hacemos de manera verbal e incluso existen grandes comediantes, también lo hemos llevado magistralmente al cine, ejemplos: las películas de Cantinflas, Clavillazo, y por supuesto que la comicidad no podía faltar en la literatura mexicana, hay gran cantidad de novelas, relatos, cuentos, ficciones, minificciones, de humor negro, ironía, sarcasmos, y uno de los principales escritores que cultivaron esta forma tan particular de presentarnos la realidad fue Marco A. Almazán (1922-1991), connotado periodista y diplomático mexicano de quien se están recordando los cien años de su nacimiento, por tal motivo, iniciamos el presente año conociendo parte de la obra de Marco A. Almazán a través de su libro: “El cañón de largo alcance.”
Una característica del humorismo, (no obligatoria), se encuentra en el uso moralizante, aunque de igual forma el contenido puede ser sólo humorismo por humorismo, pondré un bello ejemplo que nos comparte Marco A. Almazán en su artículo titulado: “El loro socialista”:
“En la pensión donde suelo hospedarme cuando voy a la tres veces hache Veracruz, hay un loro socialista. Ustedes pensarán que es un poco aventurado el anunciar así como así la filiación política de un loro, ave enigmática que si bien habla mucho, no dice nada. ¿Cómo vamos a puntualizar las convicciones de un pajarraco si todavía no sabemos a ciencia cierta cuáles son las de nuestros propios próceres? Sin embargo, para comprender mejor el caso, debo advertir desde un principio que el loro de Veracruz es socialista simplemente porque su actual dueño lo es también, y, por lo tanto, repite y silba lo que este le enseña. El loro es muy viejo y ha tenido diversos propietarios de distintas ideas políticas…”
En esta parte del articulo Almazán realiza un breve recorrido de cómo el loro en un tiempo fue monárquico, después republicano, y por supuesto que utilizaba el estilo y lenguaje del amo, en momentos hablaba con el famoso seseo sintiéndose español, cuando cambiada de dueño y si le tocaba vivir con un anarquista, el loro iba contracorriente, no le gustaba bañarse, olía mal, criticaba a los bien vestidos, aborrecía el lenguaje correcto y educado, todo lo veía mal, todo lo criticaba sin proponer nada, y, así, el loro fue cambiando de dueños y consecuentemente cambiando sus ideologías, principios, valores, etc. es importante no olvidar que estamos ante un loro, es decir, un animal que no razona, sólo repite y se deja guiar, por ello no debe extrañarnos que sin el mínimo cinismo ayer pronunciaba un discurso contra la desigualdad, en favor de la libertad, la justicia social como la principal razón de la existencia del Estado, defendía a la democracia, al Estado de Derecho, la división de poderes, y de momento podremos escuchar al loro declarar e ir contra todo lo que supuestamente antes defendía, literalmente Marco A. Almazán concluye este artículo con las siguientes palabras:
“Lo curioso, sin embargo, es que le habla de libertad pero no lo deja salir de la jaula, tal y como hacen ciertos campeones de los derechos humanos en diversas partes del mundo. El loro, siempre filosófico, repite los postulados y se hace eco entusiasta de la corriente ideológica de su propietario. Después encrespa las plumas y guarda largos ratos de silencio mirando al vacío. Mientras saboreaba el café en el corredor y me fumaba un puro, contemplaba yo al versátil y multicolor pájaro y acudían en tropel a mi mente las imágenes de tantos y tantos de nuestros propios políticos: parlanchines, pero disciplinados, de plumaje verde, amarillo, azul o colorado, según lo exigiesen las circunstancias. Cotorros que a través de numerosos sexenios han pasado por muy diversos “ismos”, pero siempre dispuestos a corear la tonada que les silben, a cambio de la galleta segura o de que les rasquen el piojito…”
Por supuesto que ya existen dos loros, el descrito por Almazán y el mío, los tiempos y las circunstancias son diferentes, pero el comportamiento del loro es el mismo, no cambian, bueno, ¡ni siquiera son gatopardistas!, porque ni capacidad para ello tienen, el loro repite, repite, repite y repite, luego entonces, aunque los tiempos son distintos el loro es el mismo. Todo lo anterior puede sonar a perogrullada, pero, ¿Qué es una perogrullada? Marco A. Almazán lo explica en el artículo titulado: “¿Quién fue Perogrullo?”
“Uno de los personajes que con más frecuencia se cita en el lenguaje escrito y hablado es al tal Perogrullo, sin que nadie sepa a ciencia cierta quién fue, ni en que época vivió, ni dónde ni cómo expresó el sinnúmero de axiomas y turismos que se le atribuyen. Veamos lo que al respecto dice el diccionario: Perogrullada: – verdad o especie que por notoriamente sabida es necedad al decirla.
Sus notables sentencias se emplean con gran asiduidad en las conversaciones de bar y café, en discursos políticos, editoriales y periodísticos, declaraciones de amor, informes gubernamentales y charlas entre señoras. Se calcula conservadoramente que el hombre y la mujer de habla española emplean un mínimo de 527 perogrulladas en el transcurso de 24 horas, para dar a conocer lo más profundo de sus pensamientos.
No se sabe cómo fue Perogrullo, física, espiritual e intelectualmente hablando. Sin embargo, su contribución a la formación del idioma fue tan extraordinaria, que es una vergüenza que su nombre no esté inscrito con letras de oro en los augustos recintos de la diversas Academias de la Lengua, y que no se haya creado un Premio Nobel de Perogrulladas. Aunque este último no iba alcanzar para tantos millones de candidatos.”
Pobre loro socialista, ¿Cuántas perogrulladas más dirá?, La respuesta se encuentra en el número de grulladas que diga su amo, su jefe, su guía, el loro sólo las repetirá… ¡ah! ¡se nos olvidaba algo!, seguro será candidato al Premio Nobel de Perogrulladas, y allí sí que ganará el loro socialista veracruzano. ¡Que orgullo! ¡Que emoción! ¡Que elogios a la perogrullería! ¿Existe la palabra perogrullería? Eso da igual, lo importante es que el loro socialista es y será el campeón.
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