Juan Ignacio Zavala
enero 10, 2022 | 1:05 am hrs
Las desgracias nunca vienen solas, dice el refrán. En efecto, junto con el triunfo de López Obrador en las elecciones presidenciales llegaron de la mano de AMLO, porque él los llevó, triunfadores a las elecciones de gobernador diversos perfiles de orates que ahora han logrado la hazaña de hundir aún más los estados que gobiernan. Concretamente los personajes más patéticos son Cuauhtémoc Blanco y Cuitláhuac García, de Morelos y Veracruz, respectivamente.
Por supuesto, no llegaron a gobernar Suecia, les entregaron estados inmersos en una gran cantidad de problemas, la seguridad el mayor en ambos estados. Se requerían ideas, planes y acciones para detener el deterioro. Nada de eso hicieron los flamantes gobernadores y el resultado está a la vista: el desastre total. Cualquiera con mala leche podría decir que en el significado de sus nombres está el problema. Veamos.
Cuauhtémoc: “águila que cae”. Se veía venir. El carismático futbolista ha virado en político repudiado. Era esperable que no fuera un gobierno impecable, pero tampoco se esperaba la caída al vacío que han sido estos años en el estado bajo su mandato. Blanco no es el primer deportista en incursionar en la política. Los partidos siempre han buscado tener personajes populares –ya sea de la farándula o el deporte– en sus filas para obtener más votos y esperar que algo del carisma del triunfador se les pegue. Sin embargo, Blanco sí es el primero que gobierna un estado. No parece ser una buena experiencia, pero el perfil del Cuau no mentía. ¿Por qué iba a ser diferente para gobernar? Claro que el propio exfutbolista ha de haber pensado que el asunto no era mucho más retador que haber gobernado la ciudad de Cuernavaca. Pero lo es y no sólo más retador, sino mucho más complicado. El asunto en estos días no solamente es la acción del crimen organizado en el estado, sino los señalamientos, fotografías y comentarios sobre vínculos del gobernador con grupos del crimen. Eso supera lo que pudiera ser ineptitud y falta de programa. El gobernador de Morelos está en problemas serios mucho más de lo que pueden ser complicaciones con su imagen. El narco ha dado un paso adelante en ese estado y ha vinculado al propio mandatario en supuestos acuerdos.
Cuitláhuac: “excremento, cosa difícil”. Es en serio, no es vacilada, ése es uno de los significados del nombre del gobernador. Hay variaciones: excremento seco, dueño de excremento y cosas por el estilo. Parece que nombre es destino y el actual gobernador de Veracruz es materia fecal en los asuntos de gobierno. Al igual que en Morelos, Veracruz ha sido asolado por gobernadores corruptos, algunos de ellos delirantes. De la mano del ahora Presidente, Cuitláhuac García se hizo del despacho de gobierno. Nadie esperaba gran cosa de don Cui, pero tampoco el abandono en que se encuentra el estado. El gobernador nada más aparece para personificar la desgracia en alguna de sus distintas maneras. El día que anunció que había un gran cambio en el estado, lo hizo declarando que había baños de las gasolineras en perfecto estado de limpieza. Sabiendo el significado de su nombre, uno entiende la inclinación escatológica de esta persona. Los cadáveres se acumulan día tras día en el estado. El Presidente alega y defiende al mandatario diciendo que es una buena persona –nadie ha dicho lo contrario–, pero las buenas personas tienen defectos, y a cargo de una crisis, alguien cuya principal característica es ésa, se convierte en un peligro.
Solidaridad con los habitantes de Morelos y Veracruz. Nada bueno se avecina en esos lugares.