Este año nuevo tiene una peculiaridad, porque a los aires de esperanza propios al inicio de un nuevo ciclo, se le suman otros aires de ilusiones con la renovación de casi todos los Ayuntamientos de la entidad veracruzana.
Hay ilusiones en cada ciudadano con su presidente municipal y claro que también hay ilusiones porque los regidores, en esta nueva etapa administrativa, asuman su papel de autoridad municipal no sólo en las sesiones de Cabildo, sino también a ras de suelo, en las calles, en las colonias, en las congregaciones, para ser portavoz de esas necesidades que sólo se ven fuera de la oficina.
Por supuesto, también los partidos políticos tienen ilusiones para que sus ediles, desde el presidente municipal pasando por los regidores, hagan un buen papel, porque independientemente de que ya un alcalde gobierna para todos, no deja de tener la representatividad del partido que los llevó en las boletas electorales.
Si bien, cada uno de los presidentes municipales tiene la relevancia que su posición socio-económica geográfica le da, su estatus político también le da un determinado caché que le genera un poco más de peso específico sobre los otros o los muchos.
Por ejemplo, la plusvalía de Orizaba ha ido in crescendo a tal grado que supera por mucho a la capital del Estado a la que sólo le salva ser la base de los Poderes. Guste o no, Orizaba hoy es un referente de Administración Municipal no sólo en Veracruz, en una de ésas, hasta nacional y más cuando el padre de esta transformación vuelve otra vez al Palacio Municipal: Juan Manuel Diez Francos.
Veracruz y Boca del Río es una vecindad que la afinidad entre sus autoridades municipales pronostica un esfuerzo conjunto en aras de un desarrollo armonioso. El Puerto ha de tener la ventaja de continuar con un proyecto municipal definido que muchas de las veces la transición echa por la borda el camino andado o en el peor de los escenarios, en el que no hubo proyecto, trabajo, idea para gobernar, la nueva autoridad tiene que empezar de cero, lo que equivale a un año perdido en los cuatro que tiene de gracia. En Boca del Río se duda que vaya a haber problemas porque conociendo al Caballero Político que es Juan Manuel de Unanue, es seguro que ya tenga la base de lo que Humberto Alonso Morelli hizo y lo ha de conjuntar con el proyecto que viene trabajando para su municipio.
Así podríamos platicar un Coatza con Amado Cruz Malpica que no tendrá pretexto para darle una mejor cara a su municipio con cuatro años de Morena antecediéndolo… o el caso de Poza Rica…
Xalapa tiene una cocción aparte… siendo la capital del Estado, con su anterior presidente municipal de triste memoria, uno creyó que además de los “grandes” proyectos que prometió el alcalde englobados en su eslogan, veríamos mínimo el resurgir de la Ciudad de las Flores, que sumado a que teniendo un Gobernador xalapeño, se le daría ese Plus a la Atenas… pero no.
¿Con Ricardo Ahued tendrá que ser diferente?
Quizás en lo que se refiere al esfuerzo particular del presidente municipal, quien goza de la experiencia administrativa y conoce su ciudad, sí, podemos tener la ilusión y la esperanza de que así sea…
¿Podemos creer que Ricardo Ahued tendrá el apoyo del Gobernador? Uno quisiera poder decir Sí, ¿pero cómo creerlo cuando si con Hipólito, sin ningún viso político que le hiciera sombra al mandatario estatal, fue nulo? ¿por qué tendría que ser diferente con Ricardo Ahued, un político carismático, sensible, visionario, ajeno a las vísceras, que es seguro que en sus primeros cien días haga olvidar los tristes cuatro años que su antecesor dejó?
Muchos veracruzanos en diversos municipios han de tener bien cimentadas sus esperanzas y sus ilusiones en sus nuevas autoridades, como en Coatza, Orizaba, Veracruz, Boca del Río, Poza Rica y 200 más… en Xalapa, con Ricardo Ahued se sabe que hará todo por devolver a la ciudad lo que se dejó de hacer… con apoyo, por supuesto, de sus regidores, pero sobre todo de “casi” todos los xalapeños…