Asunto tan grave no debiera ser tomado como objeto del sarcasmo, sin embargo, a eso invita la actitud del gobierno mexicano que ante las advertencias de una Cuarta ola de contagios y muerte provocada por la variante Ómicron del Covid, en tono jocoso se le adjudicó el mote de “covicito”, curable con Vic Vaporoub y aplicaciones de masajes en el pecho. Frente a esa conducta, nada responsable desde la OMS se escucharon voces de alarma y recomendaciones de no tomar a la ligera el asunto, como una simple “gripita”. Pero en realidad, en los hechos las circunstancias para un repunte pandémico vinieron apuntalándose desde principios de diciembre, de cuando el discurso oficial y el semáforo verde daban casi por improbable una nueva escalada, lamentablemente los números demuestran lo contrario en contagios y defunciones. Hace un mes, en México se registraron 17 mil 964 casos activos de Covid-19 y para el sábado 15 de enero ya fueron 314 mil 65 casos, un desmesurado crecimiento con repercusiones de alarma. Hace ocho días, el lunes 10, se registraron 33 mil 626 nuevos casos de Covid-19, la cifra más alta a lo largo de toda la epidemia del Covid-19 en México. En cada día de la semana pasada se rompieron records de contagios; el martes, el miércoles, jueves y viernes se reportaron 33 mil 626, 44 mil 187, 43 mil 523 y 44 mil 293 casos, respectivamente. El sábado 15 el registro fue de 47 mil 113 nuevos contagios, para un total de cuatro millones 349 mil 182 casos, y 227 muertes para llegar a 301 mil 334 decesos oficialmente reportados. Son solo números, frías estadísticas, sin embargo, cada una encierra sufrimiento, congojas familiares, dolorosas pérdidas humanas muchas de las cuales pudieron haberse evitado con tan solo privilegiar la vida humana sobre considerandos de orden económico y político. ¿Culpas son del tiempo? El porvenir y la ciencia lo podrán responder con mejor objetividad porque entonces podrá cobrar vigencia aquello de “todo lo que digas será usado en tu contra”.