jueves, abril 18, 2024

Ni vaporoub ni masajes, sino cateterismo

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Es un hito en la historia de la humanidad haber conseguido en el corto lapso de un año el muy perfectible antídoto contra el virus causante de la grave pandemia protagonizada por el Covid-19; no obstante, la ciencia y los científicos aún no atinan a coincidir, hasta ahora, en qué consiste la enfermedad causante del mal del siglo, si es enfermedad pulmonar o vascular. El aprendizaje ha devenido variable por la versatilidad del comportamiento del virus y la correspondiente patología, incluyendo las secuelas. En México lo estamos comprobando en el caso del presidente de la república, quien con una segunda réplica de contagio de Covid aparentemente no mostraba síntomas preocupantes hasta que tuvo que ser intervenido para practicarle un cateterismo. Ya existe literatura acerca de efectos de la enfermedad respecto a la posible formación de coágulos sanguíneos, pues el virus produce inflamación en los trayectos vasculares, que podrían estrechar el flujo sanguíneo dentro de arterias y venas afectando los órganos más especializados del cuerpo humano como son el cerebro y el corazón; aunque aún no es verdad científica comprobada, el caso de López Obrador pudiera ser uno de ellos. Por tratarse del presidente de México reviste signos preocupantes, aunque sin duda por esa condición la atención médica debe ser de elevada calidad y muy expedita; sin embargo, queda para la ciencia descubrir con precisión las secuelas del mal para poder combatirlas oportunamente, no solo en México, pues es problema de salud de dimensiones humanas que afecta a todo el orbe. Deseamos plena recuperación al presidente López Obrador, pero en nuestro país, en donde otorgamos calidad de semidiós a los presidentes de la república, bueno sería terminar de entender que incluso ellos solo son seres expuestos y atenidos a su condición humana.

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