Poco más de 52 millones (47%) de mexicanos se encasillan en la capa social de la pobreza laboral, es decir carecen de capacidad económica para conseguir la más elemental subsistencia familiar; los índices de desigualdad en nuestro país se apuntan entre los de mayor rango a nivel mundial debido a la densa distribución del ingreso, pues este se concentra en un sector muy pequeño en detrimento de la gran mayoría poblacional, la desproporción es gigantesca, pues mientras en Suiza la desigualdad entre quien gana más respecto del otro sector es de 6% y en los Estados Unidos de 17%, en México supera el 30%. Es decir, la brecha de la distribución del ingreso es de magníficas proporciones, originando una desigualdad socialmente nociva. La CONEVAL lleva un preciso registro de la desigualdad y la pobreza en México y su información es útil al gobierno para el diseño de sus programas sociales, que al parecer no están dando los resultados apetecidos. Otro dato escalofriante es la relativa a que sólo 21.5 millones de trabajadores pueden acceder a instituciones de salud, tiene seguridad social, el resto carece de esa oportunidad. Larga es la lista de nuestros problemas sociales, pero se privilegia la discusión política que entretiene, es decir, no solo la Revocación de Mandato ni a la Reforma Eléctrica, ni la Electoral son temas que debieran formar parte del escrutinio público para saber en dónde estamos parados.