Levanta polvo la declaración del ministro presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldivar, acerca de las presiones que, dice, recibió de diversos funcionarios del gobierno de Felipe Calderón para que no declarara en torno al caso del incendio de la Guardería, allá en Sonora, donde murieron 49 niños. El pedido de su silencio, dice, era para proteger a familiares de la esposa del presidente, Margarita Zavala. Fue “institucional” y calló a solicitud del entonces presidente de la Suprema Corte, Guillermo Ortíz Mayagoitia. Al margen de las motivaciones para revelar esos detalles casi trece años después (Zaldivar adelanta que no es por motivos de distracción), lo extemporáneo de su declaración quizás le resta impacto en el convulsionado ambiente político de nuestro país y solo pase a enriquecer el anecdotario de estos tiempos. Porque, además, coincide con la apertura de otro frente, éste con el gobierno de EEU. Que no es poca cosa.