Por la dinámica de los acontecimientos y acostumbrados a vivir el presente pronto olvidamos lo ocurrido apenas ayer, y ¿qué decir de recordar eventos que en su momento causaron escozor en la opinión pública? Esto último pudiera ser el caso de aquella entrevista que en 2001 hiciera la periodista Adela Micha en París al entonces presidente de México, Vicente Fox, quien declaró que México estaba preparado para el gobierno de una mujer (Martha Sahagún, obviamente) teniendo a su esposa allí presente. Fue aquel un destape muy anticipado (cinco años), que para empezar alertó a las elites del panismo no coincidentes con el dicho presidencial, por la precandidata, por supuesto. Con ese antecedente muy inmediato ¿por qué habría de sorprendernos el adelanto del proceso sucesorio formulado por el actual presidente López Obrador? Pudiera ser cuestión de estilo, aunque en esto de la política nada parece obra de la casualidad y sí en cambio del imperioso mandato de las circunstancias. MORENA ya tiene precandidatos insertos en la lucha sucesoria, por designio presidencial Claudia Cheinbaum encabeza, por ahora, la lista; mientras, el Secretario de Gobernación sin necesidad de aspavientos, debido a las características inherentes a su cargo, teje la red, por si acaso. Ricardo Monreal hace round de sombras al interior de su partido, los malabares incluyen no hacer muchas olas para evitar su defenestración de la Jucopo. Ebrard resiste a más no poder los empujones para que se vaya, y simultáneamente ve cómo su imagen se va deteriorando bajo el impulso estratégico para disminuirlo. Por sí solo este expediente explica la enorme presión a la que está sometido el presidente, porque de no haber continuidad adherida a la transmisión del poder el Movimiento de la Cuarta T perderá consistencia y ya sin poder sería fácil presa de los “conservadores”.