Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
El verano de 2023, con los comicios que habrá para elegir gobernador en el Estado de México, podría marcar el fin de uno de los grupos políticos de más antigüedad y prosapia del viejo régimen del PRI: el mítico Grupo Atlacomulco. Si el priismo pierde, por primera vez en más de 80 años, la gubernatura mexiquense y ese estado termina en manos de Morena, se perdería no sólo el último bastión del viejo partido, sino también un territorio que ha sido símbolo de la resistencia priista ante el avance imbatible de la 4T.
Paradójicamente el actual gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo Maza, hijo de Alfredo del Mazo González, que fuera hasta su muerte líder del Grupo Atlacomulco y nieto de Alfredo del Mazo Vélez, uno de los fundadores de ese legendario grupo priista, podría convertirse en el último eslabón de esa agrupación política que ha dominado la política y el control del Estado de México durante las últimas siete décadas y que gravitó también en la política nacional con presidentes de la República como Adolfo López Mateos y Enrique Peña Nieto y con personajes de poder como Carlos Hank González, Isidro Fabela, Gustavo Baz, César Camacho, Emilio Chuayffet, Ignacio Pichardo y Arturo Montiel, entre otros.
Las condiciones para el PRI en la próxima elección mexiquense no pintan muy favorables y el liderazgo histórico de ese partido en la entidad se ha desdibujado a partir del estilo y la personalidad de Alfredo del Mazo, que no se caracteriza precisamente por su presencia política ni por ser un gobernador fuerte como la mayoría de sus antecesores. El estilo particular del gobernador, junto a su política de no confrontar en nada al Presidente y mantener con él una relación “civilizada” que en ocasiones —como en su reciente discurso en la inauguración del AIFA— raya en la sumisión y la complacencia, hace pensar que, en un escenario electoral competido, Del Mazo podría actuar como lo han hecho casi todos los gobernadores del PRI ante López Obrador y entregar el estado sin pelearlo.
El avance de Morena en el Estado de México tuvo un freno importante en las pasadas elecciones de 2021, en donde la alianza PRI-PAN-PRD logró arrebatarle a Morena el llamado corredor azul, con más presencia panista que priista, y otros municipios importantes del Estado. Y aunque esa alianza podría volver a funcionar para enfrentar a Morena, hoy no se ve un escenario tan claro entre panistas y priistas.
Hay en este momento un aspirante declarado del PAN a la gubernatura mexiquense, que es el exalcalde de Huixquilucan y actual coordinador de la bancada panista en el Congreso local, Enrique Vargas, quien tiene ya meses moviéndose con todo en pos de la nominación de su partido o de la Alianza Va por México en 2023. Sin embargo, en el PRI difícilmente le cederían la postulación a un panista en un estado tan emblemático para ellos.
Pero aun cuando el PRI lograra tener la candidatura aliancista, la desconfianza y el desaliento en las filas priistas se perciben muy fuertes, tanto que en el propio Estado de México hay rumores y versiones de que Alfredo del Mazo se prepara para “entregar la plaza” tal y como lo hicieron la mayoría de gobernadores priistas en los 15 estados que renovaron gubernaturas. La especie que circula en Toluca y se repite también en el gobierno federal, es que a Del Mazo le ofrecerían la embajada de México en Londres como una salida “digna” cuando termine su sexenio.
Falta aún un año para que se definan candidaturas y proyectos que competirán por el Estado de México, que es joya de la corona en materia electoral, pero lo que se ve hoy es un PRI debilitado y desarticulado que dependería más de una alianza con el PAN y que, sin el liderazgo fuerte de un gobernador como Del Mazo, parece a la deriva. Por eso decimos que el 4 de junio de 2023, dependiendo del resultado de los reñidos comicios mexiquenses, Alfredo del Mazo Maza, el tercero de esa dinastía priista, podría convertirse en el último eslabón y al mismo tiempo en el enterrador del Grupo Atlacomulco.… Los dados mandan Escalera Doble. Buen tiro.