Durante el proceso electoral de 2018 mediante el cual accedió a la presidencia López Obrador y su partido, MORENA, adquirió la condición de partido en el gobierno, flotaba en el universo ciudadano la elevada probabilidad del triunfo morenista, era muy notorio el acentuado enojo social, alimentado por la larga cauda de corruptelas exhibidas por el gobierno de Peña Nieto y el discurso mesiánico del candidato de MORENA centraba sus ofertas en el combate a la corrupción y a la inseguridad prevalecientes, se acompañaban del pegajoso slogan de no más gasolinazos, y salud para todos, con un crecimiento económico de 4 por ciento en promedio. La combinación de esa atractiva propuesta con el caldeado entorno de inconformidad y enojo social rindieron positivos frutos para MORENA y sus aliados, llevando a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia y el “voto parejo” se reflejó en el dominio casi absoluto de las dos cámaras legisladoras. Ya han transcurrido poco más de tres años de MORENA en el poder, lamentablemente no se advierten mejoras sustantivas que pongan de relieve un cambio genuino entre el antes y el ahora, a juzgar por la persistencia del enojo y las desigualdades sociales, ni el elevado clima de violencia, tampoco mejoras en el sistema de salud, si bien la implementación de programas sociales mantiene satisfecho a algunos sectores de la población. Sin embargo, lo que es arriba es abajo. Se cumple esa máxima en el escenario xalapeño con la sorprendente imagen de un hombre tendido sobre el pavimento de la calle principal de esta capital frente al palacio de gobierno, en protesta por una más de las arbitrariedades (muy conocidas, por cierto) de las autoridades de tránsito coludidas con las empresas propietarias de las afamadas grúas. El ciudadano de la muestra es el profesor y licenciado Filiberto Medina Domínguez quien, víctima de la arbitrariedad, impotente, enojado y desesperado ante la impunidad con la cual actúan los interfectos decidió manifestar su inconformidad de la forma cómo lo vimos. Ese gesto ciudadano es digno de ser reconocido, pues representa la oportunidad de sentar precedentes contra la arbitrariedad revestida de poder público. Desde el gobierno estatal, debieran ponerles atención a casos de esta naturaleza, pues se involucra a dependencias públicas cuya función es de ventanilla y es intensa su interrelación con la ciudadanía, y tiene que ver con la buena imagen y sensibilidad social del gobierno. Mucho más en el encabezado por Cuitláhuac García, cuyo arribo a esa cima de poder se debe a la inconformidad y descontento social prevalecientes en 2018, tiene pues, la oportunidad de remediar este asunto de indiscutible interés ciudadano, solo es cuestión de voluntad para llevarlo a cabo.