Me ocuparé hoy de dos temas. A ver si no me tachan de chairo o de fifí… según de quien provenga la crítica.
Primero. Me sorprendió el resultado de la consulta de revocación en Veracruz. Un millón 585 mil votos. Más del 26 por ciento del listado nominal del estado. ¿Cómo y de dónde salieron?
Dirán que hubo movilizaciones, acarreos, coacción, etcétera. Pero ahí están los resultados oficiales. Si hubo delitos electorales, pues presenten pruebas y denuncien.
Así, parafraseando a Felipe Calderón, “haigan sido como haigan sido”, en política cuentan los resultados. No importa si le acreditan la operación a Manuel Huerta con sus programas sociales del Bienestar. O quizá al secretario de Gobierno Eric Cisneros. O al primo Eleazar Guerrero. O tal vez al diputado Juan Javier Gómez Cazarín. O, ¿por qué no?, al mismísimo Tonicho Márquez. Lo cierto es que el capitán de la nave se llama Cuitláhuac García y ha rendido excelentes cuentas a su jefe político, el presidente Andrés Manuel López Obrador. No le resten méritos.
Quedó mejor parado que Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México y, en porcentaje, arriba del Edomex.
Si es buen o pésimo gobernador, es otro cantar. Puede darse el lujo, si quisiera, de proponer o imponer candidato o candidata a la gubernatura.
Y conste, no me acusen de chairo porque la última vez que saludé a Cuitláhuac fue hace 4 años cuando, como candidato a gobernador, los integrantes de la Asociación de Comunicadores de Veracruz “Froylán Flores Cancela”, que en ese tiempo yo presidía, lo invitamos a desayunar para hablar de sus propuestas, ¿verdad, Ángel Álvaro Peña? Fue en el “Café Chiquito” de la calle de Bravo. Desde entonces no ha vuelto a reunirse con los periodistas de la ACOVER.
Sus bonos se han disparado a los cuernos de la luna después de la elevada votación lograda hace dos domingos.
Segundo tema. El presidente López Obrador ha arremetido tanto en sus conferencias mañaneras contra el empresario Claudio X. González y el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, que de manera inconsciente los ha promocionado y ubicado como presidenciables.
Muchos se preguntan por qué los ataca con tanta furia. En vez de perjudicarlos con esta publicidad gratuita, les ha granjeado simpatías entre gran parte de los mexicanos.
Cualquiera de los dos sería formidable candidato presidencial de la sociedad civil, postulado por partidos políticos opositores.
Aclarando amanece, ninguno de ellos es mi gallo.