Dios los cría y ellos se juntan, dice el dicho. Hoy bien se puede parafrasear diciendo que Dios crió a Miguel Ángel Yunes Linares y a Cuitláhuac García Jiménez y que Karime Macías Tubilla los ha unido.
El martes, horas después de que se supo la noticia de que el gobierno británico había avalado la extradición a México de la expresidenta del DIF-Estatal Veracruz, el gobernador salió a aplaudir a la Fiscalía General de la República (FGR) y a la Fiscalía General del Estado.
A esta última no tenía por qué, al menos no desde que está al frente Verónica Hernández Giadáns, porque quien inició el proceso contra la exesposa de Duarte fue Jorge Winckler Ortiz, en el gobierno de Yunes, a quienes les corresponde el mérito si se confirman las acusaciones.
Fue el abogado de origen oaxaqueño quien como fiscal logró que en mayo de 2018 un juez del fuero común girara orden de aprehensión contra Karime por un presunto fraude específico por 112 millones de pesos en agravio del DIF, que había presidido, ilícito a través de por lo menos seis empresas fantasma. La señora se quejó que se trataba de una persecución política por parte de Yunes.
Si bien Cuitláhuac reconoció que “como gobierno estatal” no tiene competencia en el asunto, “sí tengo el interés de que se aclare y se dé con una justicia sobre lo que se dio” (sic). “No olvidemos que nos dejaron una deuda atroz, pero además no se vio en qué se utilizó (el dinero)… Todos esos miles de millones de pesos se fueron en corrupción y saqueo”.
En septiembre de 2017, Yunes gobernador había urgido a la entonces Procuraduría General de la República acelerar la extradición de Karime, luego de que mediante un espía suyo la había localizado en Londres, y en una escena digna de una película de espionaje la habían grabado de frente y a pocos centímetros sin que ella se diera cuenta, a través de una microcámara montada en un vaso de café.
Durante los dos primeros años de su administración, Winckler se convirtió en una obsesión del gobernador, para quien representaba todo los males y lo utilizaba como mal ejemplo para comparar, según él, todo lo bueno y positivo que encarna la fiscal Hernández Giadáns, en los hechos su empleada.
Avala la Ley del Embudo y apoya a Isabel Romero Cruz
En otro caso, el gobernador avaló ayer públicamente a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia Isabel Romero Cruz para que siga al frente del Poder Judicial (¿saben las nuevas generaciones que antes al nombre oficial de la institución se le anteponía una H, de honorable?; por algo se lo quitaron).
Por ley, la señora al cumplir 70 años de edad el día 19 debe pasar a retiro por jubilación obligatoria, pero se aferra al hueso y lo que ha aplicado contra excompañeros suyos, hombres y mujeres, a los que ha jubilado por la fuerza, ahora quiere que en su caso lo pasen por alto en un claro ejemplo de la Ley del Embudo, lo ancho para mí y lo estrecho para ti.
En un caso de extremo cinismo, el martes la funcionaria judicial solicitó al Congreso local una dispensa en la aplicación de la ley para mantenerse en el cargo, y un día después, si bien reconoció que concedérsela corresponde solo al Poder Legislativo, de hecho el gobernador tiró línea a los diputados de su partido para que la sostengan.
No podía ser de otra manera pues en forma denigrante para el Poder Judicial y falta de toda ética por su parte, Romero Cruz ha comprometido la independencia de esa soberanía convirtiéndose en prácticamente una empleada más del gobernador, participando en complicidad con el Ejecutivo y su brazo represor la Fiscalía General del Estado en la persecución y encarcelamiento de miles de veracruzanos aplicando la Ley de ultrajes a la autoridad, muchos de ellos enemigos políticos del grupo en el poder.
Leamos algunas linduras que dijo el gobernador de su auxiliar en el edificio de la calle Ferrocarril Interoceánico:
“Le reconozco que siempre ha estado atenta, muy puntual, siguiendo el proceso judicial hasta su conclusión”, y más allá, se puede agregar, al grado que no ha querido liberar a los detenidos por ultrajes a la autoridad.
Pero sigamos: “Ha sido excelente, se ha desempeñado de una manera loable y ha coordinado el trabajo de justicia con la Fiscalía General del Estado” (mjú), lo que es cierto, pues han hecho el 1-2 en el atropello a miles de veracruzanos.
La llenó, pues, de champú, por su sometimiento. En lugar de concederle la dispensa, el Congreso debe llamarla a cuentas y someterla a juicio.
Cisneros, ¿el verdadero titular de Turismo?
Extraño silencio ha mantenido el nuevo secretario de Turismo, Iván Martínez Olvera, estando a punto de iniciar el periodo vacacional de Semana Santa. En este espacio comenté que hoteleros y prestadores de servicio avalaron su llegada al cargo, pero ahora no se sabe qué cuando están las fechas feriadas ya en puerta.
Será grave y lamentable que el nuevo funcionario se someta y se haga a un lado para dejarle toda la cancha del sector al secretario de Gobierno, Eric Cisneros, el verdadero titular del ramo desde que estaba Xóchitl Arbesú en el cargo.
Alcaldes, funcionarios del gobierno y personas allegadas al sector turismo me han confirmado que el secretario prácticamente se ha apoderado de las áreas de turismo municipal y del organismo estatal y ha advertido que nadie se puede meter a programar nada porque eso le corresponde solo a él.
Adentro del gobierno ya no tienen ninguna duda de que fue él quien empujó para sacar de la Secretaría a la señora Arbesú Lago, y ahora, aunque no pudo imponer al nuevo titular, sí le puso una cuña colocando en la Subsecretaría a uno de sus empleados.
Martínez Olvera tiene que hacer valer su relación personal, desde la época de estudiantes, con el gobernador Cuitláhuac García, si no pronto tendrá el pie de Cisneros en el cuello y ya no podrá alzar la cabeza.
El del viernes será un concierto sinfónico histórico
Para que digo que no si sí. Como dice el dicho, más vale tener amigos que dinero.
El lunes, entretenido como he estado con el terrible estado de cosas que pasa en Veracruz y en el país, se me pasó comprar uno de los cotizados boletos para el concierto de la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) de mañana viernes (ya están agotadas todas las localidades).
Saber que me iba a perder un acontecimiento histórico en la vida cultural de la capital del estado me arrinconó en la angustia casi hasta el grado de la depresión (aún recuerdo la presentación en Xalapa de la ópera Turandot, de Puccini,en el Teatro del Estado el siglo pasado), y no me contuve de platicarle a una amiga melómana lo que me pasaba buscando consuelo.
Generosísima, me pidió tranquilizarme. Recordó lo solidario que hemos sido uno y otra, el gusto que tenemos por la buena música y por todas las manifestaciones culturales de las que Xalapa es representativa. Veré qué puedo hacer por ti, me consoló. ¡Y zas!, el martes me entregó mi billete de entrada, como lo llaman los españoles. Dicen que en la enfermedad y en la cárcel se conoce a los verdaderos amigos. Agrego ahora: y en los conciertos de la Sinfónica.
Se trata ni más ni menos que de la considerada obra más ambiciosa de Bach, La pasión según San Mateo, la obra religiosa más grande en la música sinfónica, “traduciendo el impacto y sufrimiento del punto más álgido de la religión cristiana”, según anunció la publicidad de la OSX.
La obra presenta el sufrimiento y la muerte de Cristo, según el evangelio de Mateo. La interpretación dura dos horas y media, aunque hay algunas que duran más de tres. El texto de ese evangelio, capítulos 26 y 27, es cantado literalmente por un evangelista y el resto de la trama por los demás solistas. Se agrupan coros, corales, recitativos y arias.
Algo digno de mención es que el lunes hubo una charla didáctica sobre la obra, con ejecución, impartida por el director de la Sinfónica, Martin Lebel, con entrada libre.
Para quienes no alcanzaron boleto, una buena noticia: este jueves a las 8:30 de la noche se presentará una versión reducida del concierto desde la Parroquia de la Resurrección del Señor.
Sin duda, el mejor preludio para entrar de lleno a la Semana Santa, la Semana Mayor como todavía la llaman algunos, como la llamaban nuestros padres y nuestros abuelos.