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La aldea veracruzana y Ramos Alor

En su desempeño al frente de la secretaría de salud en el gobierno de Cuitláhuac García, el doctor Ramos Alor en cumplimiento fiel a la ecuación del 10 por ciento de capacidad y 90 por ciento de lealtad, mantuvo un desempeño difícilmente aprobatorio en grave deterioro de sector tan importantes. Por ese antecedente sorprende su reincorporación al sector salud, ahora con la encomienda del IMSS-Bienestar en esta entidad, por el referido antecedente el pronóstico...
domingo, mayo 11, 2025
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Renovar la esperanza

Pronto para echar las campañas al vuelo. Pronto para recelar. No es exactamente un gringo puro: mas de dos tercios de su vida los vivió fuera, sobre todo en Perú. No es exactamente un reformista, pero fue un cercanísimo colaborador de Francisco, que le encomendó nada menos que el Dicasterio de los Obispos. Deliberadamente solicitó y obtuvo la nacionalidad peruana. Recuperó las tradiciones relativas a la pompa en el simbolismo papal y apuestan que regresará a vivir al Palacio. Su mensaje: misericordia, unidad, diálogo y determinación mariana, por encima...

¿Dónde lo hemos visto u oído?

Lo último

“Los del pragmatismo político gustan de constreñir la lealtad en orden a una subordinación, mientras esta perdure aquella se mantiene; concluida la supeditación no más lealtad. Concepción que reduciría entonces, por analogía que no por oposición, a que hay gratitud mientras exista la subordinación”.

“La teoría del gobierno revolucionario es tan nueva como la revolución que la ha traído. No hay que buscarla en los libros de los escritores políticos, que no han visto en absoluto esta Revolución, ni en las leyes de los tiranos que contentos con abusar de su poder, se ocupan poco de buscar la legitimidad; esta palabra no es para la aristocracia más que un asunto de terror; para los tiranos, un escándalo; para mucha gente un enigma. El principio del gobierno constitucional es conservar la República; la del gobierno revolucionario es fundarla. El gobierno constitucional se ocupa principalmente de la libertad civil; y el gobierno revolucionario de la libertad pública. Bajo el régimen constitucional es suficiente con proteger a los individuos de los abusos del poder público; bajo el régimen revolucionario, el propio poder público está obligado a defenderse contra todas las facciones que le ataquen. El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional; a los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte» decía Robespierre en “La Teoría del Gobierno Revolucionario”. Tal discurría José Ortega Gasset

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