martes, abril 23, 2024

Hablando de prianistas y traiciones

Cuando vi la foto de Lenny Kravitz caminando por las calles de la gran Ciudad de México, con su atuendo de neojipiteca de lente oscuro, mariguano seguro, pensé que los kukluxpanistas lo iban a acusar de ser el morenista que había asaltado a la yunesca diputada panista María Josefina Gamboa Torales (conocida por haberse amparado para no indemnizar a la familia de un ciclista al que tristemente atropelló) y que no le robó más que la tranquilidad.

Tal el numerazo que, me dicen, los productores de La Rosa de Guadalupe quieren llevar esa historia a la pantalla, sobre todo por su naturaleza sensacionalista y cotorra: una panista indefensa es asaltada por unos bolcheviques morenistas que, obvio, no eran blanquitos, rubios y de ojos claros como debe ser. Un bonito espectáculo presentado por la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandy Cuevas, que faltó a su cita con el terapeuta para apoyar a esta linda personita que con su voto salvó a la patria del comunismo primitivo. Padre que el ChikiliQuadri y Jorge Romero se hicieran las vístimas de manera sensacional, igual que Xóchitl Gálvez diciendo que el litio no es la vida, es tan solo vanidad y que no sirve para nada aunque Elon Musk diga lo contrario. Algo solo comparable con el gober Samuel García que, afirma categórico, que las mujeres desaparecen en Nuevo León por problemas de salud mental.

Ojalá hagan la película de todo con Derbez y Omar Chaparro, donde los kukluxpanistas se quejen como buenos whitexicanistas de un montón de nacos, croqueteros, adictos a las tlayudas, macuarros, gordos, feos y miserables morenistas, los definan como traidores nada más por quitarle al pueblo lo robado y devolvérselo a los grandes empresaurios para que se la sigan pasando bomba. Es como dice Sofía Niño de Rivera: ser una persona blanca y privilegiada en México, es bien dificilísimo.

No se vale que la senadora Citlalli Hernández describa con meticulosidad y precisión quirúrgica a Lilly Téllez para llamarla traidora-iberdrolizadora, cuando no tiene ninguna autoridad moral por culpa de su sobrepeso, según ironizó Chumel Torres, que hoy será defendido por la dotora Dresser y Sergio Aguayo.

Por eso me gusta la campaña del “Alto al odio. No a la violencia entre mexicanos” de los panistas que debe estar destinada a los expresichentes Fox y Calderón, sin duda.

El control de daños es perfecto, se ve que lo planearon entre Monreal y Francisco Martín Moreno, inspirados en García Luna Productions.

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