Por Edgar Hernández*
Cuitláhuac García protege delincuentes incrustados en la Fiscalía General del Estado.
Ni a él ni al juez que la condenó le bastaron las evidencias de tortura y violación sexual de parte de los ministeriales de la Fiscalía General de Veracruz, para obligar a July Raquel Flores a firmar su culpabilidad de un crimen que no cometió.
Tampoco que la familia, la propia hija de María Guadalupe Martínez Aguilar, rectora de la Universidad de Valladolid, de Xalapa, asesinada el 20 de julio del 2020, declarara que la autora intelectual del asesinato crimen fue la consanguínea, “Mi tía”, ni que los autores materiales confesos, hayan descartado la participación de la hoy sentenciada.
Para Cuitláhuac García eso de la tortura y violación son “inventos” de la condenada a 60 años de prisión en Pacho Viejo, una humilde madre de familia de siempre radicada en la alcaldía Xochimilco de la ciudad de México, quien nunca visitó Veracruz y su vida llena de pobreza siempre la dedicó a la jardinería.
Erigido en juez y fiscal, el gobernador oculta que atrás de la sentencia de 60 años de prisión a July Raquel se esconde el verdadero origen del crimen.
Del asesinato a balazos a la Rectora de la Universidad de Valladolid, la hija, Guadalupe Ferman, hizo patente a través de un video, que la autoría intelectual recae en la hermana de la víctima, amiga de la infancia y adolescencia de la Fiscal General, Verónica Hernández Giádans.
“¡Fue mi tía”!, declaró Ferman, tras detallar que “dos hombres entraron a mi casa y asesinaron a mi mamá. No se robaron nada, no se llevaron dinero, solo sus teléfonos. De hecho ya algunos están detenidos”.
Paradójicamente los detenidos, autores materiales del crimen, negaron conocer a July Raquel.
A ello se suma que Cuitláhuac sesga las pruebas incriminatorias de los testigos que inicialmente declararon en contra de July Raquel, pero al final se desdijeron.
Como tampoco hace caso a la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos 51VG/2022 por actos de tortura, agresión y abuso sexual de parte de la policía ministerial en contra de la hoy sentenciada a 60 años de cárcel detenida cuando salía a dejar un pedido de birria “para unos clientes que me la solicitaron por teléfono”.
“Son unos delincuentazos los que declaran tortura para evitar ir a la cárcel”, le respondió Cuitláhuac a la CNDH, escondiendo en sus valencianas al comandante de la ministerial, que fue el que violó a July Raquel camino de Xochimilco a Xalapa.
“¡Pruébenlo!”, le gritó el mandatario al diario Reforma, quien publica como se inculpó a July Raquel, una mujer con escasos estudios y que un mal día fue acusada de ser coautora material de un homicidio cometido a 320 kilómetros de distancia.
Un video de la escena del crimen muestra a una mujer que transita a las afueras de la Universidad de Valladolid, tatuada en el cuello y los brazos y con rasgos físicos y color de piel diferentes a los de la inculpada, sin embargo el juez la pasó como buena para incriminar a la hoy sentenciada.
Con un abogado defensor de July Raquel, que terminó cediendo a las amenazas de la policía fiscal y jueces, tras un proceso de 18 meses amañado, la desaparición de pruebas de la tortura a la inculpada y el bajo perfil y ocultamiento del al violador, un comandante de la Policía Fiscal de nombre, se da carpetazo al asunto.
Total, 60 años como quiera pasan.
En los daños colaterales también resulta inculpado el hermano de July Raquel, Alberto, quien también fue detenido y torturado por lo mismo. Alberto recibió 57 descargas eléctricas y torturas múltiples hasta que se declaró culpable.
“Tenemos cinco horas para divertirnos, hijo de tu puta madre, puñetas. Ahorita vas a confesar y si no quieres te vamos a echar con los tiburones”, amenazaron los ministeriales.
Hoy July Raquel muere en vida en Pacho Viejo.
La madre que para sobrevivir se dedicaba a la jardinería y por las tardes vendía comida y los fines de semana rentaba un auto para dar servicio de Uber, la misma que nunca supo que en Xalapa se cometió un horrendo crimen por el cual fue acusada, estará libre en el año 2082 cuando ya no tenga a quien preguntarle por qué la acusaron de un asesinato que no cometió.
La única esperanza ante tal abuso de autoridad, es que Cuitláhuac García Jiménez con la vara que hoy mide en un par de años será medido.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo