Volcado todo el aparato de gobierno en control de Morena en la promoción ilegal e inmoral de la revocación de mandato, queda a los ciudadanos alertar por todos los medios posibles sobre esta nueva trampa que pone Andrés Manuel López Obrador con el fin de tratar de perpetuar a su partido -o a él mismo- en el gobierno.
En el ejercicio del poder, el Presidente ha mostrado que es un mentiroso contumaz, así que no es exagerado pensar que ésta es otra de sus estratagemas para engañar al pueblo bueno y honrado.
¿Qué razón tiene hacer una consulta a la ciudadanía sobre si debe seguir siendo presidente hasta el fin del sexenio, cuando nadie está pidiendo eso?
Más que revocación, la intención aviesa es conseguir una ratificación popular que lo «obligue» a seguir en su mandato una vez terminado el sexenio.
Algo similar hicieron en Venezuela Hugo Chávez y Nicolás Maduro para perpetuarse por encima de la ley.
El gasto excesivo en la promoción gubernamental de la consulta y las reiteradas violaciones a la ley de los funcionarios más altos del morenismo dan una idea de la necesidad/necedad que tiene AMLO de reconfirmar la voluntad del pueblo que se volcó a las urnas en su favor en la elección constitucional de 2018.
Pero parece que la simpatía popular se ha ido modificando en estos tres años de incapacidad para gobernar, de escándalos de corrupción y de excesos del poder.
La soberbia y el empecinamiento del patriarca mesiánico tropical han reducido notablemente la aceptación con la que llegó al puesto.
Y ahora quiere mantener esa simpatía a fuerza de marrullerías.
La mejor forma de actuar a favor de México es hacerle el vacío a este ejercicio inútil, costoso y entrampado.
Quédense en casa este próximo domingo.
La patria se los agradecerá.