martes, diciembre 24, 2024

Qué descaro

El Presidente enviará una iniciativa de reforma constitucional para modificar cómo se designan los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) y los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Lo propuesto por AMLO es un descaro.

AMLO está proponiendo que todos los consejeros y magistrados se elijan por medio del voto popular. Pero, ojo, no todos los ciudadanos podrían ser aspirantes. Cada uno de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) presentaría una lista de 20 candidatos para consejeros y 20 magistrados. Luego los 60 aspirantes para el INE y los 60 para el TEPJF se votarían en una elección nacional.

Resulta impúdica la propuesta de esta integración de las listas. Los 20 y 20 que propondría el presidente potencialmente serían todos personajes cercanos al partido gobernante (Morena). En cuanto al Legislativo, si las dos listas de consejeros y magistrados se votaran por mayoría absoluta, Morena y aliados meterían a personas identificadas con ellos. Si se aprobara por mayoría calificada, habría más oportunidad que la oposición metiera a individuos cercanos a estos partidos. En cualquiera de los casos, la gran mayoría, si no es que todos, sería, de nuevo, del partido gobernante y aliados.

Quedaría el tercio de las listas de candidatos correspondientes al Judicial. Quizá ahí encontraríamos una mayor presencia de gente más independiente por ser este Poder el menos controlado por los partidos.

Así, en el mejor de los casos, dos terceras partes de las personas que estarían en la boleta a consideración del electorado serían candidatos cercanos a Morena y sus aliados. En este sentido, el primer descaro es el sesgo de las listas.

Luego estos personajes serían votados por la población. Suena muy democrático. No lo es.

¿Cómo serían las campañas de 60 candidatos a consejeros y 60 a magistrados?

¿Les darían spots de radio y televisión? ¿Les otorgarían dinero público? ¿Podrían recaudarlo privado? No hay que ser un genio para prever que las mejores campañas serían las de individuos apoyados tácita o explícitamente por los partidos que son los que saben hacer campañas.

Además, los partidos son los que tienen la capacidad de movilizar al electorado. Es su labor cotidiana. En este sentido, los que obtendrían más votos serían los que hiciesen un pacto con partidos. Y Morena sería el que tendría más consejeros y magistrados porque hoy es el que tiene más recursos para campañas y movilización electoral. Es otro descaro. Sin pudor, quieren controlar a los dos órganos autónomos que organizan, regulan y certifican las elecciones.

El Presidente y sus seguidores –incluyendo al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien este fin de semana comenzó su campaña para ser candidato presidencial de Morena– nos lo quieren vender como un avance democrático. No es así. Se trata de una ingeniería institucional para apoderarse del INE y el TEPJF. Un descaro.

Que no nos vengan a decir que quieren elegir así a consejeros y magistrados porque son muy democráticos. En realidad son unos hipócritas. Cuando se trata de elegir a sus candidatos a puestos de elección popular, Morena utiliza encuestas, no elecciones primarias. Así han designado a todos sus candidatos a gobernador y lo harán con su candidato presidencial en 2024. Si de verdad fueran demócratas, ¿por qué no dejan que la gente vote para elegir a los candidatos de Morena?

Impúdicamente, el Presidente y su partido pretenden modificar las reglas del juego para inclinar la cancha a favor de Morena en 2024. Demuestran que tienen miedo de perder. No están convencidos que, con las actuales instituciones, puedan asegurar la continuidad a la 4T.

Desde los años noventa, todas las reformas electorales que se hicieron fueron a partir de una negociación entre el partido gobernante y los opositores. Se aprobaban, en particular, las propuestas de los segundos para darles garantías de un juego equilibrado. Sin embargo, en esta ocasión, el gobierno mandará su iniciativa de reforma sin negociarla con la oposición. De ese tamaño es su arrogancia. Solo piensan en ellos. Solo caben ellos. Otro descaro.

Para aprobar esta propuesta hay que reformar la Constitución. Se requiere del apoyo de la oposición, ya que Morena y sus aliados no cuentan con los votos suficientes para hacerlo. Solo un opositor idiota o corrupto podría aceptar la propuesta de elegir a consejeros y magistrados por el voto popular de una lista sesgada a favor de Morena. Sería hacerse un harakiri para sus intereses. Pero, en este México de hoy, uno ya no sabe cómo están jugando algunos opositores, sobre todo los del PRI que siempre andan coqueteando con el gobierno y su partido.

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