miércoles, abril 24, 2024

El síndrome ‘Inge Cárdenas’

Mientras leía la entrevista que Alejandro Páez y Álvaro Delgado le hicieron a Catémoc Cárdenas para su libro La disputa por México me cayó el veinte. El inge, que tuvo sus mayores momentos de gloria cuando encabezó las luchas de la izquierda mexicana para que superara la vieja sentencia bíblica de “Somos pocos pero sectarios”, con sutileza de un tractor se ha hecho cada vez más kukluxpanista y prianchuchista. Un personaje que se ha venido mimetizando en Vicente Fox, y que aprovecha la ocasión para ponerse peor que el ChikiliQuadri y Markitititititito Cortés, afirma que ni Lopitos ni la Cuatroté han hecho nada, que estamos peor que antes. O sea que como Kike Krauze, también extraña la Dictadura perfecta.

Le pasó lo que a muchos: pasaron del anarquismo, la contracultura, el comunismo más primitivo y jipiteca para instalarse cómodamente en el Voxismo.

Personajes a los que conocí con sus playeras bien punketas, con su adoquín del muro de Berlín, instalados en la cultura de morral, adoradores de los beatniks, hijos putativos de Bukowski que recitaban de memoria a los poetas malditos, que hoy solo tienen dos dioses, Claudio XXX y el Pelón Gomís.

Compañeres de orígenes inciertos que solían ser cotorros e incisivos, transformados en viejitos regañones y ultraderechosos en espera de que les haga justicia no la Revolución sino la Coparmex.

Amenazantes y frustrados, vístimas y adictos al melodrama ranchero, son ex progres que piensan igualito que Zambranitititito (otrora miembro de la Liga comunista 23 de septiembre que cambió El Capital por los libros de Luis Pazos, a ver si podía ser el monje que comprara varios Ferraris) con gran altura intelectual y miras de estadista que se confiesa sin pudor con Páez y Delgado: “En lugar de comer empresarios, queremos comer y platicar con los empresarios”. Bueno, los Burnstavo de Hoyos les dan trato de meseros.

Digo, nadie espera que los chavorrucos de hoy que aspiran a ser como Alititititito Moreno —botox por botox, patilla por patilla—se mantengan fieles al espíritu juvenil antipriista y antipanista que los caracterizaba (quién diría que se volverían derechairos con apetitos de fifí que no pueden saciar porque son falsos fifís, pero que todavía se ponen playeras de Pink Floyd, Sex Pistols y de los Ramones), pero al menos tendrían que tener algo de coherencia antes de defender a Colosio Jr., Sammy García o venerar a Dante Delgado como si fueran de su familia. Así son las sectas.

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