sábado, abril 20, 2024

MORENA ¿el retoño priista?

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Bien se afirma que los fenómenos sociales, aunque guarden similitudes no son iguales, mucho menos los mismos, eso tiene que ver con el contexto en el cual se producen, los tiempos y las circunstancias pues. Ni modo de comparar las Revoluciones francesa, mexicana o rusa que, pese a guardar ciertas equivalencias en el orden socioeconómico y político guardan acentuadas diferencias. En otro orden de ideas, si tomamos como un estudio de caso el acontecer histórico del PRI y de MORENA pudiéramos encontrar asombrosas similitudes, lo cual no necesariamente significa el mismo avatar ni que haya una identidad política e ideológica entre sí. Durante muchos años hemos venido escuchando que el PRI empezó a gobernar este país desde 1929, fecha de creación del Partido Nacional Revolucionario; pero, en realidad, fue, o es, un artilugio político de la clase gobernante de 1946 al año 2000 para hacer conciencia de la naturaleza revolucionaria del PRI, nacido en 1946 para sustituir en el gobierno no al Partido Nacional Revolucionario (PNR) sino al Partido de la Revolución Mexicana (PRM, 1938) fundado por Lázaro Cárdenas para deslindarse del grupo político encabezado por Calles, fundador del Partido Nacional Revolucionario (PNR). Sin embargo, debemos coincidir en que los gobiernos emanados del PNR, del PRM y del PRI se identificaron interesadamente con los postulados de la Revolución Mexicana, a cuyos postulados dedicaron esfuerzos para darles cabal cumplimiento. ¿Qué sucede con MORENA? Para explicarlo debemos remontarnos al 1 de octubre de 1986, cuando Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, entre otros distinguidos priistas, integrantes de la Corriente Democrática disidente en el PRI, publicaron un documento en el cual afirmaban: “Nos alarma la progresiva dependencia del exterior, las tendencias que conducen al desmantelamiento de la planta industrial, la desnacionalización del país”, lo cual, obviamente, no gustó a las cúpulas del gobierno y partidistas, ese disgusto desembocó en inevitable divorcio, cuando el 22 de junio de 1987 la Comisión Nacional de Coordinación Política del PRI repudió las acciones de Cárdenas, de Muñoz Ledo y sus seguidores, quienes no tuvieron otra opción que salir del PRI, en una ruptura partidista sin precedentes. La consecuencia se evidenció el 15 de enero de 1988, cuando se integró en la ciudad de Xalapa, Ver. el Frente Democrático Nacional (FDN), que aglutinó al Partido Popular Socialista, al Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, a la Federación de Organizaciones Obreras del D.F., al Partido Socialista Revolucionario, al Partido Verde Mexicano, al Partido Social Demócrata, a la Unidad Democrática y al Consejo Nacional Obrero Campesino. Después de la complicada elección federal de 1988, desintegrado el FDN, Cárdenas, Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, etc., fundaron el 5 de mayo de 1989 el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Sol Azteca a cuyo interior se incorporaron múltiples “tribus” de izquierda a la mexicana con sus fobias ingénitas que al final resquebrajaron su débil unidad al grado de que, con López Obrador al frente, otro priista, al igual que Bartlett, Monreal, Ebrard, etc. el 2 de octubre de 2011 formaron el Movimiento de Regeneración Nacional MORENA) convertido en Partido Político por resolución del INE del 9 de junio de 2014, provocando un gran cisma en el PRD y prácticamente desmantelándolo porque buena parte de sus grandes cuadros emigraron a MORENA. Ahora, este partido gobierna México con un semblante que recuerda los mejores tiempos de la hegemonía priista, acaso con pretensiones de Restauración. Quizás parezca muy forzada la comparación de las evoluciones del PRI y MORENA, el primero con raíces en el PNR y en el PRM; el segundo con raíces en el PRI, en el FDN y en el PRD. No son iguales, de acuerdo, pero pudieran guardar alguna semejanza.  

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