Sin tacto
Por Sergio González Levet
Lo estuve pensando durante varios días y me costó tomar la decisión. Es que no resulta nada fácil la pequeña hazaña que trataré de completar durante toda la próxima semana, y que consiste en:
No mencionar para nada a Andrés Manuel López Obrador ni a Cuitláhuac García Jiménez, nuestros queridos y admirados Presidente de la República y Gobernador de Veracruz, respectivamente (el orden de los factores sí altera el producto).
Cinco días de descanso de ese tema recurrente para este escritor y una quinteta de entregas cotidianas que seguramente también representarán una vacación (si lo consigo) para las pacientes lectoras y los impasibles lectores.
Lo quiero intentar porque me he dado cuenta de que, al igual que millones de mexicanos, tengo la mente y la temática enfrascadas en lo que hace o deja de hacer el Patriarca en sus mañaneras (no sé si después de ese esfuerzo para su senilidad se regresa a su lecho a descansar todo el día), o lo que hace y deja de hacer su inefable clon jarocho.
Temas para hablar, para reflexionar, para escribir, para entretenerse, hay infinidad en la vida. Son como flores en la viña del señor. Pero somos tantos los que hemos caído en la trampa del Mejor Provocador de Nuestra Historia (algunos fanáticos se confunden y piensan que es: “El Mejor Presidente de Nuestra Historia”) que hemos llegado a un punto en que ya no sabemos o ya no queremos hablar de otra cosa que no sea lo que dijo el nefasto AMLO, lo que paraboleó el gran líder de la izquierda, lo que se le ocurrió para mantener el enojo de los adversarios y la fascinación de sus fieles seguidores.
Y guardados los tamaños, lo que declaró o hizo el pequeñito mandatario veracruzano, más una excrecencia del patriarca que un hijo putativo.
Así, del lunes 16 al viernes 20, “Sin tacto” saldrá al aire (es un decir) como si no existiera un Presidente como el que tenemos y no hubiera una Cuarta Temporada que está asolando y/o matando a las instituciones que con tanto esfuerzo y sacrificios los mexicanos fuimos forjando a través de nuestra historia.
También deberemos encargarnos de hacer como que no existe el actual gobernante estatal (qué grata ilusión), ni con él sus excesos, su manejo discrecional del poder y el presupuesto, su falta de capacidad administrativa su desprecio por la ley.
Vaya, hasta tendremos que forzar las cosas para no recordar durante esos cinco días que en Veracruz hay presos políticos, hay corruptelas, hay maltrato a los ciudadanos, hay sentencias de muerte para periodistas, hay un gobierno que ha arruinado la administración del estado… y al estado.
No es fácil -tal vez, imposible- pero por el intento no quedará.