viernes, abril 19, 2024

Ahora sí: «los demonios andan sueltos»

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Cuando el presidente de un país donde el primer mandatario es y siente ser el hombre más enterado, algo no debe funcionar bien cuando se muestra sorprendido que, pese a los pecaminosos antecedentes y de orbitar orden de aprehensión sobre un conocido delincuente, “lleve una vida tan normal”, como lo dijo López Obrador en su mañanera de ayer respecto a José Noriel Portillo Gil, alias <El chueco>, acusado de asesinar a tres personas en la sierra tarahumara. Habrá que investigar, dice el presidente, por qué andaba tan quitado de la pena el criminal aludido sin que autoridad alguna cumpliera con la orden para detenerlo. Pero resulta un verdadero bumerang porque el propio primer mandatario ha reconocido la presencia de grupos criminales en aquella región de Chihuahua y, sin embargo, ni el gobierno estatal ni el federal ha actuado en consecuencia. La interrogante resulta lógica: ¿y la Guardia Nacional? Porque previo a su creación se dijo a los mexicanos que ese cuerpo de seguridad estaría presente hasta en las regiones más aisladas del país, y nada se dijo sobre que atendería solo a llamados contra el crimen organizado. Esto último es en referencia al argumento presidencial de que los asesinatos en la tarahumara le corresponden al fuero común.  Pero en este caso, aparte del agravio a vidas humanas se ha agredido a una milenaria institución como lo es la Iglesia católica, que a través de su episcopado clama justicia y advierte acciones contra la impunidad, al tiempo de  dejar en claro que la violencia en México constituye un factor disruptivo que leja a la población de todo tipo de bienestar. Así, mientras el gobierno acomoda a su interés la frase del Papa referida a la violencia, la Iglesia responde que el Papa se refiere al difícil estado de cosas en México, “muchas muertes”, dijo. Y entre ese amasijo de declaraciones encontradas respecto a lo que aflige a la sociedad mexicana, en un México que según el episcopado mexicano “está salpicando sangre”, ahora se difunde un audio, uno más, desnudando a quien se comprometió guardar honestamente la independencia de la Fiscalía General haciendo tratos en lo oscurito con Lozoya Thalmann, padre del interfecto Lozoya Austin; también un video donde la actual jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum “presume” su modesto departamento en Tlalpan, y ya de postre vemos el atribulado presidente de México jugando béisbol en partidos donde por mera casualidad “gana” su equipo. ¿Cuál dolor?  

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