viernes, noviembre 22, 2024

El fracaso del Pacic

Hace exactamente un mes y medio que el gobierno federal y la iniciativa privada del país acordaron y lanzaron el Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic) con el que ambos sectores se comprometían a “estabilizar los precios de 24 productos de la canasta básica” que, según dijeron aquel 4 de mayo en la conferencia matutina de Palacio Nacional, donde el presidente López Obrador reunió a líderes empresariales como Francisco Cervantes, del CCE, y Antonio del Valle, del CMN, ayudaría a “enfrentar la inflación y evitar que haya carestía de la vida, sin medidas coercitivas, no se trata de control de precios”.

Siete semanas después de que empezó a aplicarse esa estrategia, el fracaso es total y doloroso: los precios de varios de los productos básicos contenidos en esa lista no sólo no se estabilizaron, mucho menos bajaron y, lejos de eso, han seguido aumentando en detrimento de la capacidad adquisitiva de las familias, sobre todo de las de más bajos ingresos, de acuerdo con cifras dadas a conocer por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.

Alimentos como el jitomate saladet aumentó 42.4% al subir de 19.07 pesos el kilo a 27.15 pesos; la naranja subió 23.8% de 15.6 pesos subió a 19.32 pesos el kilo. El papel higiénico de cuatro rollos subió de 30.29 a 34 pesos, un incremento de 12.2%, y la papa fue otro producto de los que más subió de precio, con 10.5% de aumento, ya que de 23.87 pasó a 26.37 pesos el kilo.

Con alzas leves a moderadas están: el aceite vegetal de canola, chile jalapeño, arroz de grano, atún, azúcar morena, bistec de res, huevo blanco, pan de caja, manzana y pollo entero. Los datos de los incrementos se midieron a un mes exacto de implementado el Pacic, y con el cierre de las cifras al 30 de mayo de 2022. Los únicos productos que bajaron algo sus precios fueron: cebolla que de 34.21 pesos bajó a 26.71 pesos el kilo, casi 22%; el limón bajó de 48.44 pesos a 37.31 pesos el kilo, es decir bajó 23%.

Tristemente el Pacic terminó siendo un acuerdo de buenas intenciones y apenas si sirvió para la foto en Palacio entre el presidente y los empresarios, cuyos acuerdos nomás no dan resultados y terminan siempre fracasando, en algo que ya se volvió la principal característica de este sexenio en la relación entre el empresariado y el gobierno: muchas reuniones para la foto, muchos discursos de “diálogo constructivo y acuerdos”, muchos “compromisos por México”, pero al final cero resultados concretos y medibles.

Al fracaso del Pacic, que deja en la total vulnerabilidad a las familias ante la desbordada inflación, se puede sumar otro fracaso de la fallida y simulada relación entre empresarios y gobiernos: el tan anunciado y pospuesto Plan de Infraestructura, que pasó de “cientos de proyectos” a “decenas de proyectos” y que, aún recortado, reducido y afectado por la “austeridad republicana” y los recortes históricos a la inversión pública en infraestructura, nomás no se ha podido echar a andar y mucho menos ver sus frutos y obras.

De no ser por el subsidio del gobierno lopezobradorista a las gasolinas y el diesel, cuyo costo por dejar de cobrar el IEPS fue estimado por el SAT hasta en 400 mil millones de pesos que dejará de percibir el gobierno, la gasolina estaría costando ya 30 pesos el litro y la inflación en México seguro ya hubiera rebasado el 8 por ciento como ocurre en Estados Unidos. La pregunta es cuánto tiempo más resistirá el gobierno inyectando este subsidio simulado a las gasolinas.

Y si la estrategia estrella que lanzó el gobierno contra la inflación y la carestía, el Pacic, ya no sirvió, la pregunta obligada es qué sigue ahora ¿o será que el gobierno ya se quedó sin ideas ni estrategias para tratar de ayudar a los mexicanos contra la inflación que los está golpeando en su gasto familiar y personal?

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