viernes, noviembre 8, 2024

Séneca, un potente faro de luz

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Dice Wikipedia: “Lucio Anneo Séneca (Córdoba, 4 a. C.-Roma, 65 d. C.), fue un filósofo, político, orador y escritor romano…”, durante el Renacimiento y la Ilustración cobró renovado auge por la gran influencia que ejerció en la clase intelectual de esos tiempos: Erasmo de RóterdamMichel de MontaigneRené DescartesDenis DiderotJean-Jacques RousseauFrancisco de QuevedoThomas de QuinceyDantePetrarcaSan JerónimoSan AgustínLactancioChaucerJuan CalvinoBaudelaireHonoré de Balzac, entre los más sobresalientes. Muy extensa es la obra filosófica de Séneca, de quien rescatamos los siguientes párrafos como muestra de su profundo pensamiento:

“Desastroso es el ánimo ansioso de lo porvenir, y desdichado antes de la desdicha el que está inquieto porque lo acompañen hasta el fin de su vida las cosas que le deleitan. En ningún tiempo tendrá sosiego, y en la expectación del futuro perderá el presente y lo que en él pudiera disfrutar. Por lo demás, lo mismo da el dolor de haber perdido algo que el temor de perderlo…”

“Cualquier cosa de la que te titules señor, está contigo, pero no es tuya: nada es firme para quien no lo es, nada es eterno e indestructible para quien es frágil. Tan necesario es morir como perder posesiones, y eso mismo, si lo entendemos bien, es un consuelo. Pierde tranquilo, tienes que morir. ¿Qué ayuda encontramos, pues, contra esas pérdidas? Esta: que retengamos en la memoria las cosas perdidas, y no dejemos que caiga con ellas el fruto que hemos obtenido de las mismas. Puede arrebatársenos el tener, pero nunca el haber tenido…El azar nos arrebata la cosa, pero nos deja su usufructo, que nosotros mismos perdemos al llorarlas neciamente. Debes decirte a ti mismo: de todas las cosas que parecen terribles, ninguna es insuperable; todas y cada una han sido ya vencidas por muchos…”.

“Qué necio es hacer planes para toda la vida, cuando no somos dueños ni del mañana”. Guiarse en la vida por este ilustre pensador equivale a mantener encendido el faro que ilumina el borrascoso mar de nuestros horizontes.

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