Con el argumento de un supuesto daño inmunológico que la vacuna anticovid-19 pudiera causar si se aplica en niños menores a diez años, el Secretario de Salud expresó su categórica negativa a programar la vacunación masiva a ese segmento de la población mexicana, y para enfatizarlo exclamó: “yo no vacunaré a mis nietos”. Tal dijo en una de las mañaneras presidenciales, pese a que en otros países (Estados Unidos, uno de ellos) ya estaba aplicándose. Pero nada para sorprenderse después de la serie de dislates en dichos y acciones de este Secretario de Despacho de cuyo desempeño nada bueno pudiera decirse, diagnostico semejante alcanza al subsecretario Hugo López Gatell a cuyo encargo ha estado la encomienda de diseñar la estrategia contra la pandemia provocada por el SARS-Covid-19. Al inicio del año en curso las autoridades de salud se resistían a reconocer que seguíamos inmersos en una cuarta ola de Covid, pero tuvieron que admitirlo debido al irrefutable testimonio de las cifras de contagio y de defunciones que seguían siendo alarmantes. Para marzo, desde instituciones privadas de salud eminencias médicas empezaron a pronosticar una sensible baja de contagios y decesos a partir de abril, entonces en el sector salud reaccionaron propalando la buena nueva. En marzo, el señor Gatell aseguraba: “México ya está cerrando el ciclo epidémico, transitando a la fase endémica”, y para el 21 el semáforo epidemiológico pasaba a verde a nivel nacional. El 25 de abril, el Informe Técnico Diario de Covid-19 reportó la cifra más baja de contagios en el año, 140 casos, auspiciando así la euforia ciudadana, se reanudaron las concentraciones multitudinarias, las autoridades de las grandes ciudades relajaron las medidas de prevención como el uso del cubre boca y comenzaron las señales de un nuevo repunte, ignorado y negado por las autoridades frente a inocultables muestras de contagios y defunciones al alza. El detalle no pasó desapercibido para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que comunicaba: «Una infección por ómicron puede ser grave y muy grave; por lo tanto no debemos relajarnos en este momento, debemos de mantener todas las medidas de control y de distanciamiento”. Previendo posibles rebrotes durante el verano y nuevos picos al finalizar el año y principios de 2023, en abril la OPS sugirió un acuerdo comercial entre México y COVAX para adquirir las vacunas pediátricas de Pfizer contra COVID-19 y realizar una campaña de vacunación para niños. Afortunadamente ya inició la campaña de vacunación para niños menores de 5 a 11 años, se está aplicando la vacuna Pfizer y no la cubana que según se informó ya había llegado a México. Con este programa de vacunación se cubre la totalidad de la gama poblacional susceptible de ser vacunada, y, vaya paradoja, pese al dicho del Secretario de Salud Jorge Alcocer sobre el posible daño que, según él, podría causar al sistema inmunológico de los niños. Pero nada para sorprender, porque López Gatell también recibió duro mentís a su errónea percepción sobre que el uso del cubreboca no protegía, porque a recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en todo el mundo se usa usa como escudo de protección.