“Entre las miserias de nuestra vida en la tierra, el suicidio constituye el más preciado don que Dios ha concedido al hombre”. Plinio el Viejo (23 – 79)
Sabias palabras de este naturalista; a las que se le puede agregar: siempre y cuando no dañe a nadie. Y resulta que la humanidad entera se está suicidando; pero a costa de dañar a La Madre Tierra y a sus hijos…
El día que desaparezcan las abejas, el hombre estará condenado a la extinción. No obstante, el día que la humanidad desaparezca, todo volverá a florecer en este Paraíso y todos los animales festejarán nuestro “civilizado” final…
¿Cómo puede hablarse de que los humanos somos inteligentes, cuando estamos cavando nuestra tumba? Sin que haga falta agregar que ningún animal precede de forma tan aberrante, tan estúpida…
Ya podremos ir a la Luna o a las estrellas. Fabricar coches que caminan con aire -motores neumáticos- y aviones más rápidos que el sonido; pero eso no nos hace superiores a ninguno de los animales a los que matamos de forma tan brutal para comerlos; pero ¡hasta por “deporte”! Sí, matar es un deporte…
Por cierto que, en Querétaro, una juez condenó a 10 años y 6 meses de prisión, y una multa de poco más de 5,000 dólares, a un individuo, Benjamín “N”, por haber envenenado a Athos y a Tango, dos perros rescatistas de la Cruz Roja…
Es de esperarse, que, en este país, donde las leyes se negocian, o de plano se violan; que, como una excepción de inteligencia, porque se necesita carecer de raciocinio para sentirse superior a los animales; a cualquiera…
Las termitas, son capaces de construir edificios que el hombre, no puede construir; pues equivaldría a un edificio de 3 kilómetros de altura; además, con calefacción y aire acondicionado…
Y sus “casas” las construyen a una determinada distancia. Y son ciegas. Los campos de termitas son fácilmente detectables, será decenas de miles, o más. Construidos a determinados metros de separación, y de determinada forma, eso sí. Como ahora son los condominios modernos. Y lo mejor de todo ¡no se pelan!…
¿Por qué? se preguntará alguno de mis tres amables lectores. Y la respuesta es que cada quien hace lo suyo. En una colonia, rebaño, cardumen, o parvada, cada individuo hace lo suyo…
A diferencia de los hechos a imagen y semejanza de Dios, que, como no saben qué es lo suyo, ahí andan peleándose con el otro. Cuando la competencia debe de ser en el deporte, en el arte, pero no para ver quién hace mejores armas para matar al otro…
Y se dicen inteligentes, dijo el extraterrestre y mejor se regresó; pero como tenía el micrófono abierto, se escuchó que comentaba: “A ver que dejan estos”…
El daño y la destrucción que estamos haciendo de La Madre Tierra, cada vez de manera más acelerada, nos está cobrando la factura. El calentamiento ha llevado al deshielo de los glaciares, al aumento del nivel del agua en los océanos y a la evaporación de la misma…
Qué, como consecuencia, ocasiona severas sequías por unos lados; e inundaciones en otros, ya que el agua va a descargarse en otras latitudes. Podrá sonar como a ciencia ficción -o locura, si lo prefieren- pero la diferencia entre el covid 19 y demás parentela; con nosotros, los que en descargo de nuestra insolencia nos decimos humanos…
Es que nosotros todo lo envenenamos, ensuciamos, destruimos; ellos, los virus, defienden a La Tierra ¡de nosotros! que somos los que la parasitamos, los que la invadimos y la enfermamos…
Lo que más produce el ser humano, es basura. Millones y millones de toneladas de basura se arrojan al mar, a los ríos, a los lagos. Envenenamos la tierra y hasta el aire que respiramos lo envenenamos día, tras día…
¿Y así creen que vamos bien y que esto va a acabar mejor? pues no. Y, además, no hay modo de evitar lo que viene; y en todos sentidos…
Pesimismo, no. Contrario a lo que digan los solones, hace ya rato que cruzamos la línea del no retorno. Destruir la Amazonía es de plano no tener consciencia. Como querer sacar petróleo del Ártico…
Lo mismo asesinando aborígenes, hijos de La Madre Tierra; y a los demás animales -desde luego, todos más inteligentes que nosotros- que tienen miles de años de vivir ahí; y todo por dinero…
¿Se acabará todo?
Como está, sí. Esto no puede seguir de igual manera; habrá que cambiar la forma de vivir. En medio mundo estamos en manos de rufianes, a quienes lo único que les preocupa es el dinero. Y por ahí va a tronar todo. Y nadie va a salvar a nadie. El mundo está en llamas por todos lados y nadie hace nada por apagarlo. Por lo tanto, aquí, como cuando se hunde un barco, es: ¡Sálvese el que pueda!
“A lo más que puede aspirar el hombre, es a conocer las Leyes de La Naturaleza, y someterse a ellas”. Anaxágoras (500 – 428)
Y no se olviden de nuestra cita de las 15:00 hrs. en Magia 93.7 de FM. Y por aquí, ya saben, desde tempranito, si el Sol me presta vida.