viernes, noviembre 22, 2024

La maestra Lety y su 90% de lealtad

Quienes la conocen y la han tratado hablan de ella como «una mujer muy amable y de muy buen trato»; sus compañeros la definen como una militante «de lucha» y una mujer «de toda la confianza» para el Presidente; los opositores y los expertos en educación le cuestionan su «falta de experiencia en materia educativa» y por tratarse más de un nombramiento que profundizará el deterioro de la SEP y la implementación de un modelo ideologizado en la educación pública.

El nombramiento de la maestra Leticia Ramírez Amaya, hasta ayer coordinadora de Atención Ciudadana de la Presidencia, como la nueva secretaria de Educación Pública cumple, en todo caso, con la máxima de López Obrador para designar a los miembros de su gabinete. «Lety», como la llama afectuosamente el Presidente, es 90% lealtad y cercanía (lo que según afirma el tabasqueño garantiza «honestidad») y si acaso un 10% de experiencia y trayectoria en el cargo que ocupa, por sus 12 años de haber sido maestra de primaria y dirigente de las secciones del SNTE y la CNTE en la Ciudad de México.

Durante los últimos 18 años, desde 2006 en la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, Leticia se convirtió en la «gestora» de confianza de López Obrador para atender las demandas y peticiones de la ciudadanía. Ya incluso en la campaña del entonces candidato del PRD, la maestra que desde entonces tenía vínculos cercanos con René Bejarano y Dolores Padierna, tenía una oficina en el Palacio del Ayuntamiento, un espacio que le concedió la entonces jefa de Gobierno, Rosario Robles, para que procesara y respondiera las peticiones que le hacían en campaña a Andrés Manuel.

En las tres campañas presidenciales de López Obrador estuvo siempre cerca y, tras la caída de Bejarano, por los videoescándalos, ella afianzó su cercanía con el tabasqueño y se vinculó muy estrechamente a otro político de Tabasco: Adán Augusto López. A partir de 2018 asumió la Coordinación de Atención Ciudadana, el filtro de Palacio Nacional, por donde pasan todas las quejas, denuncias, peticiones y hasta las protestas y manifestaciones que le hacen al Presidente. Desde ahí no sólo reafirmó su cercanía y lealtad, sino que se volvió una pieza clave para definir los temas y asuntos que le llegaban o no al Presidente.

Su nombre para llegar a la SEP comenzó a sonar desde hace una semana. Se decía en círculos de la 4T y en algunos portales afines al gobierno, que su nominación como secretaria estaba siendo impulsada por su amigo Adán Augusto, a partir de la confianza que él sabía bien le tenía el Presidente. Se habló incluso de que la propuesta de la maestra Leticia Ramírez se enfrentaba a las candidatas que empujaba la señora Beatriz Gutiérrez Müller, que quería aumentar su influencia en el gobierno y controlar la Secretaría de Educación con los nombres de María Elena Álvarez-Buylla, polémica directora del Conacyt, y con la actual secretaria de Cultura, Alejandra Frausto.

Con esos nombres y el jaloneo entre Adán Augusto y Beatriz Gutiérrez, se desechaban los otros nombres que en un principio sonaron para el relevo en la SEP: el de Juan Ramón de la Fuente, a quien veían cercano a Marcelo Ebrard, y el del subsecretario Luciano Concheiro, quien se decía vinculado a los grupos duros cercanos a Claudia Sheinbaum. Al final, el anuncio de ayer del presidente López Obrador, cuando presentó afectuosamente a la «maestra Lety», habría dejado en claro que la posición fue para Adán Augusto, pero con un reparto de subsecretarías, según afirman en Palacio Nacional, la de Educación Básica sería para quien decida la señora Gutiérrez Müller, lo que también se ve como una concesión a Sheinbaum.

En todo caso, lo que confirma el nombramiento de la nueva titular de la SEP es que para el presidente López Obrador la educación nunca fue una prioridad y que, ante esa apatía en la que decidió poner la educación pública en manos de obedientes e incondicionales, más que de expertos, científicos o técnicos, su única apuesta en materia educativa la definieron los sectores más duros y radicales de su gobierno y no buscó jamás una mejoría o un cambio importante en los planes y programas educativos, sino un viraje ideológico que, con el pretexto de desterrar «la educación neoliberal» impondrá ahora programas de adoctrinamiento e ideologización política para los niños y adolescentes con contenidos afines a su proyecto político.

La principal razón por la que Esteban Moctezuma abandonó la SEP y fue enviado al exilio diplomático en Washington —importante sin duda, pero al final exilio—, fue porque se negó a desaparecer el programa de Escuelas de Tiempo Completo en el presupuesto de 2021 tal y como se lo pedía el Presidente. «Yo no puedo eliminar un programa que funciona y que incluso está reconocido a nivel internacional, si usted quiere hacer eso nombre a otro secretario», le dijo Moctezuma al Presidente a finales de 2020. Y en febrero de 2021 López Obrador nombró a Delfina Gómez y mandó a Esteban a la Embajada mexicana en Estados Unidos. Ayer, en esa misma lógica, nombró a «Lety» de quien dijo, como principal referencia, es «otra maestra».

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