martes, abril 23, 2024

Dos zapotecas, Juárez y Porfirio Díaz gobernaron México durante 45 años

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Dicen sus biógrafos que don Benito Juárez al referirse a su ascenso al poder, señalaba: “para un indio es muy difícil el arribo al poder, pero por el mismo motivo es más difícil entregarlo”, cierto o no ese quedará en calidad de supuesto o en tela de duda, aunque por su muerte súbita la historia ya no registra si al término de su mandato en 1876 Juárez hubiera pretendido refrendar su permanencia en el cargo de presidente, porque para 1872 año de su muerte ya había gobernado a México durante 14 años. En cambio, quizás por ser más longevo Porfirio Díaz acumuló 31 años en el poder, de allí lo evocable de la frase adjudicada a Juárez; porque, si bien mestizo, por las venas de don Porfirio también corría sangre zapoteca. Ese muy prolongado apego al poder convirtió a Díaz en dictador y su personalidad política trascendió nuestras fronteras y muchos hubo entre quienes se interesaron en analizar lo que en México acontecía, hay constancias de las cuales seleccionamos dos párrafos del libro “Hacia el México Moderno, cuyo autor es Ralph Roeder, entre los muchos estudiosos de la historia que se interesaron por la personalidad de Porfirio Díaz y su labor al frente del gobierno mexicano:

«El individuo que ayuda a su gobierno en la paz o en la guerra, tiene siempre algùn móvil personal. Puede ser buena o mala su ambición, pero en el fondo es ambición personal.»( Díaz Creelman. «Hacia el México Moderno» p. 25) Díaz nació en 16 de septiembre de 1830 en Oaxaca, Oax. Tomó el poder en 1876, a los 43 años.«El milagro era obra de una dictadura, sì, pero de la dictadura inspirada en el patriotismo, apoyada por el pueblo y ejercida con autoridad paternal, era un recurso provisional que puso los cimientos de la democracia y dirigió la marcha del pueblo hasta los umbrales del gobierno libre…; fue una fase orgánica del desarrollo revolucionario de la nación… (la dictadura) nacida de la guerra, creó la paz; nacida de la pobreza, promovió la prosperidad…» (p. 21   Ralph Roeder. FCE- 1973). Pero, ¿acaso solo por ser indio el hombre del poder se aferra a este con la tentación de no soltarlo? Tal parece que no es así, porque si bien el expresidente de Bolivia, Evo Morales cumple con el requisito de ser indígena, no parece que esa sea una de las características ni de Putin, ni de Nayib Bukele, o de Castro en su momento. En todo caso, debemos concluir que el poder hace las veces de un potente imán que enloquece y obnubila las buenas conciencias, y nada tienen que ver la raza, la condición social o cultural, es simplemente tema de naturaleza humana.   

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