jueves, abril 25, 2024

Más Peniley, menos Assange

¿Qué te pasa, chiquillo, qué te pasa, preguntan en la escuela y me preguntan en mi casa? Y es que la de la columna blanquiazul, Peniley Ramírez, volvió a salir a la palestra para demostrar que las filtraciones solo tienen sentido cuando generan caos y desorden en una trágica historia, la de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, que de por sí ha sido más que intervenida por el caos y el desorden de las manos peludas del Batiburrillo Karam y Tomás Sembrón. Una estrategia buenísima que exalta el morbo, victimiza a unas víctimas que ya han sido revictimizadas y le abre una rendija a los acusados para que, amparados en un cuestionamiento del debido proceso, salgan del tambo como Chayito.

Una maravilla periodística que tiene temblando de envidia la memoria de Kapuscinski, Wolfe, Mailer, Capote y Julio Scherer. Al anteponer los intereses personales a la empatía y el manejo de datos sensibles, se logra una verdadera hazaña de la libertad de expresión: que se diluya la muralla que divide al periodismo morboso, amarillista, de nota roja, y el periodismo de investigación, apegado al dato duro y a una ética que, frente al derecho a la información, antepone los derechos humanos.

Eso ya está pasado de moda bajo el imperio del like y las drogas duras de la infodemia.

Y claro, no solo hay que felicitar a la autora de un recuento pormenorizado de matazones, desollamientos y sangrías al ritmo de Alarma-la-de-tos-un-dos-tres-pata-y-coz, sino también al medio que empieza con R y termina con A que le dio cabida a ese material que habría rechazado hasta el ¡Órale!

Lo que es triplemente encantador es la fabulosa defensa de este inenarrable trabajo salido de las academias García Luna Productions, de periodismo y comunicación, por parte de personajes como la dotora Dresser que, mientras bailaba reguetón, defendía a Peniley con su ojito Remi, y acusaba a la FGR de Gertz Manero por la filtración, pero no por sus espeluznantes contenidos. En efecto, el fiscal nada carnal tendría que entregar con pelos y señales a los responsables de la filtración y a quiénes se beneficiaron de esto, que seguramente no son Murillo Karam y sus amiguis.

Pero Gertz tiene el ánimo laboral del góber petocho de Jalisco, Enrique Alfaro, que después de unos días muy trabajosos en Europa, anunció que se iba a tomar unos días de vacaciones. Chale, no se vaya herniar como una que conozco.

Ya lo de compararse con Assange es un chiste que se cuenta solo.

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