Línea Caliente
En estos tiempos de confusión democrática y zozobra ciudadana ante los
embates de la criminalidad, en donde México ha sido colocado en las
puertas del autoritarismo, en una dictadura disfrazada, una alerta
oportuna emerge del llamado “Padre del Derecho Electoral”, el doctor
Francisco Berlín Valenzuela.
Adelanta que de persistir los vicios en las elecciones a la par del
abstencionismo, éstas “dejarán de ser las vías más idóneas para la
designación de los gobernantes, pavimentando el camino del
abstencionismo y las formas autoritarias en el ejercicio del poder”.
Por la riqueza en su sabiduría política, por ser la voz más autorizada en
temas electorales y por adelantarse en sus tiempos, reproducimos íntegra
la entrevista que le hizo el periodista Rafael Campos, de la revista
“Xalapeñísima”, al prestigiado Doctor en Derecho, Francisco Berlín
Valenzuela.
“Muchas gracias Doctor Berlín por su tiempo y por concedernos esta
entrevista, empezaría preguntándole ¿Cuál es su opinión sobre el grado
de politización que hoy tiene la sociedad veracruzana sobre los temas del
derecho político-electoral?
Me parece que en materia político-electoral, la sociedad veracruzana,
como la sociedad mexicana en general, está muy lejos de haber alcanzado
un grado óptimo de politización que sea razonablemente aceptado como
de un buen nivel. Existen razones históricas, en estas materias, que no
propiciaron el interés ni el acercamiento de la ciudadanía a las bondades
y beneficios que tiene para la nación un buen conocimiento y capacitación
política, por ser esencial para una vida democrática.
Las características y condiciones en que a los largo del pasado siglo se
vinieron dando las luchas por el poder político en México, desalentaron a
la población a participar en ellas y fomentaron su actitud abstencionista
en los procesos electorales.
Era natural entonces, que la violencia desatada en las primeras tres
décadas de la pasada centuria, dieron lugar a la conformación de un
sistema de partido dominante y hegemónico, así como al acaparamiento
de los cargos públicos por parte de los grupos que se identificaban como
herederos del movimiento revolucionarios de 1910, marginando a sectores
importantes de la población, produciendo procesos crecientes de
despolitización, que se fueron manifestando durante casi todo el siglo XX.
Por otra parte, no se puede ignorar en el análisis de este tema, que los
estudiosos de las ciencias políticas, han venido señalando que los procesos
de despolitización en estos tiempos, se han incrementado por diversas
causas, como son el desprestigio de los políticos y de la política, la baja
calidad de la democracia que se observa en muchas naciones, así como las
simulaciones, vicios e irregularidades que se practican durante los
procesos electorales para elegir a los gobernantes. También, no se puede
soslayar el desencanto que se produce en la ciudadanía de diversos países,
al observar los virajes que los gobernantes le dan al ejercicio de su poder
político, cuando después de resultar ganadores por un proceso
democrático, se conducen como gobernantes autócratas y dictatoriales.
Pregunta:
Desde su óptica Doctor ¿Dónde hay que hacer el énfasis para crecer en la
cultura electoral y ser una ciudad más y mejor politizada? ¿En la
educación, en la legislación, en la aplicación de la ley?
Interesante pregunta señor Campos, que desde luego tiene muchas
respuestas. Mi preocupación desde hace muchos años, es que, según mis
perspectiva, los estudios políticos-electorales, estuvieron abandonados en
nuestro país, durante gran parte del siglo pasado, debido como ya lo
expresé, entre otras razones, a la existencia de un sistema de partido
dominante, acaparador de los cargos de elección popular, que limitaba el
acceso al poder políticos, de numerosas organizaciones sociales.
Parecía no interesar a los académicos y políticos en activo, desarrollar
estudios especializados, que beneficiaran y capacitaran a la ciudadanía en
los amplios y complejos conocimientos que constituyen el contenido de la
ciencia y la teoría política. Esto explica, la escasa bibliografía que existía
en México sobre estos temas tan importantes.
El resultado de esta situación fue la indiferencia y desinterés que
estudiantes, maestros, asociaciones y partidos, experimentaron sobre
estas materias, tan necesarias para una práctica consiente de los valores y
principios, contenidos en la acción y teoría política.
Por razones cómo estás, me di a la tarea de escribir en el año de 1965 “El
Ensayo Sociológico-Jurídico sobre los Partidos Políticos en México” y,
posteriormente, “El Derecho Electoral: Instrumento Normativo de la
Democracia” y el libro “Teoría y Práxis Político-Electoral” en 1982, con
la finalidad de llamar la atención y demandar una mayor atención
académica a tan importantes disciplinas. La Facultad de Derecho de la
UNAM, comprendió mi convocatoria a profesores y alumnos,
apoyándome en la creación de cátedras especializadas en Derecho
Electoral y Derecho Parlamentario, encargándome la elaboración de sus
programas de estudio, los cuáles tuve el honor de redactar.
Ahora bien, respondiendo su pregunta de que dónde hay que poner el
énfasis para el logro de una mayor cultura electoral en la población
mexicana, yo le contestaría brevemente, que desde luego en la educación,
en sus diversos niveles, en las organizaciones, partidos políticos y los
órganos de representación popular, que deben preocuparse por instruir a
sus miembros en tan importantes materias, debiendo comenzar por sus
dirigentes mismos, que frecuentemente ofrecen el triste espectáculo de su
ignorancia y desconocimiento de lo que el saber político significa para los
procesos de democratización de la nación mexicana.
Pregunta:
Muchas veces se tiene la percepción de qué hay muchos rezagos y
asignaturas pendientes, respecto al tema del derecho electoral o de la
aplicación de la ley, pero ¿cuáles serían los rubros en los que, a nivel
estatal o federal hemos avanzado o tenido logros notables en esta
materia? y tal vez no lo sabemos.
Respuesta:
Trataré de ser breve, para no alargar demasiado esta entrevista Rafael.
Efectivamente, en la actualidad se tiene la percepción de que aún hay
muchos rezagos en la práctica electoral, pues siendo la materia electoral
una disciplina tan compleja y variada en su contenido, tiene muchos
aspectos que no han sido lo suficientemente estudiados, por lo que
decimos que su temática está en proceso de integración.
Así se puede observar en varias universidades y centros de educación
superior, que carecen en sus programas de estudios de esta asignatura,
que tan importante es para hacer avanzar la democracia, por ser su
instrumento normativo.
A mayor abundamiento, como le expresé anteriormente, ni los partidos y
asociaciones políticas, han evidenciado su preocupación por el
conocimiento y divulgación de esta disciplina, a fin de capacitar a sus
miembros y prepararlos convenientemente para un mejor desempeño en
sus actividades. Desde luego, que como usted mismo lo asienta, hemos
tenido logros considerables a lo largo de los últimos 35 años, tanto a nivel
federal como en la legislaciones locales, en varios rubros que han
mejorado y democratizado los procesos electorales, en lo que se refiere a
los organismos rectores del proceso, el padrón electoral, la identificación
de los electores, al dotarlos de una credencial para votar con aceptación
para trámites oficiales, la organización electoral y muchos aspectos más.
Ahora lo que sigue, es analizar cómo podemos reducir el alto costo
electoral, simplificando el proceso, haciéndolo más confiable, reformando
lo que es necesario para la preparación, organización y desarrollo de las
diversas fases del proceso comicial, respetando lo que se ha considerado
que ha funcionado bien y positivamente, y que debe ser preservado para
la marcha adecuada y democrática de los órganos electorales.
Desde luego, que reconozco que aún prevalecen muchos vicios y
patologías políticas, falta de pulcritud en la votaciones, hábitos de compra
y presión a los electores para la emisión del sufragio, que han formado
parte de la picaresca electoral de nuestro país, las cuáles es urgente que se
erradiquen, porque mientras sigan subsistiendo en varias entidades
municipales, estatales y federales, las elecciones dejarán de ser las vías
más idóneas para la designación de los gobernantes, pavimentando el
camino del abstencionismo y las formas autoritarias en el ejercicio del
poder.
Ya adentrados en el tema puntual de su reciente libro “Política y Derecho
en Tiempos de Cambio”, me gustaría continuar con ésta interesante
charla con una pregunta final ¿cómo se afecta para bien o para mal la
relación entre derecho y política?
Respuesta:
Mire usted amigo Campos, para mí el derecho y la política, son dos
importantes elementos “sine qua non”, de la existencia de las sociedades,
que se implican recíprocamente, de tal manera que si se prescinde de una
de ellas, las relaciones humanas se entorpecen y se dificultan,
produciéndose un desorden social, ajeno a valores y principios. Las
tendencias en la actual gobernanza, requiere que el poder se ejerza de
acuerdo a un orden normativo, dando lugar a la denominación de Estado
de Derecho.
Cuando quienes gobiernan se apartan de lo establecido en la leyes,
tomando decisiones de mando de acuerdo a criterios o conveniencias
personales o de grupo, encaminan su actividad política por los peligrosos
senderos de la autocracia, haciendo surgir la ley de la selva, en la que no
hay seguridad jurídica en los gobernados, ni paz social, acercándose al
ejercicio dictatorial del poder.
De ahí, que para evitar lo anterior, quienes tienen las delicadas tareas de
ejercer el poder político, deben hacerlo respetando el orden constitucional
y legal existente, para que los pueblos puedan desenvolver su existencia
con orden, confianza y tranquilidad social.
Finalmente, quiero agradecer a su importante Revista Xalapeñisima, a su
Directora Claudia Melgarejo y a todo su personal, la oportunidad que me
brindan de esta plática, deseándoles que continúen sus éxitos y sigan
siendo un medio de popular difusión de los acontecimientos de mi querida
Ciudad de Xalapa”.
Una entrevista sin desperdicio en donde si México no cambia el rumbo, se
cumplirán las admoniciones de este sabio en la política.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo