Serpientes y escaleras
Salvador García Soto
Ni todo el aparato de Estado volcado a «convencer» y cooptar votos de los senadores de oposición les alcanzaron al final a Morena y al presidente López Obrador para sacar su reforma de militarización en el Senado. Aunque hasta la noche del martes los operadores de la 4T habían «amarrado» ya siete votos de la bancada del PRI, dos ausencias intencionales del PAN y la adhesión del neomorenista Raúl Paz, al final las cuentas nos les alcanzaron y ante la falta de un voto para sumar la mayoría calificada, la propia bancada oficialista solicitó suspender y posponer la votación del dictamen que modifica el 5to. Transitorio para ampliar la presencia del Ejército en la seguridad civil hasta 2028.
La oposición tundió al presidente López Obrador con duras críticas a su política militarista y con acusaciones de utilizar todo tipo de mecanismos de presión para «doblar a la oposición por un capricho presidencial». Germán Martínez, del grupo plural, se subió cuatro veces con argumentos y críticas contundentes contra la militarización y la fallida estrategia de seguridad de este gobierno; su compañero de bancada, Emilio Álvarez Icaza, fue también de los más aguerridos, mientras que Dante Delgado, con la experiencia y el colmillo que le caracteriza enderezó no sólo argumentos, sino hasta ofensas y descalificaciones al Presidente.
En contraparte la defensa de Morena, tanto a la reforma como al Presidente, parecía por momentos tibia; por cada ocho senadores del bloque opositor que subieron a criticar a la tribuna, apenas dos morenistas subían a defender; fue tan notorio que la bancada oficialista no defendía este proyecto como otros que se veía más a los senadores del PVEM responder a los opositores, mientras que el coordinador Ricardo Monreal tuvo que subir en dos ocasiones porque no se inscribían más senadores de Morena.
Y es que hubo grupos de la bancada morenista -como los contrarios a Monreal y afines a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum- que evidenciaron la división interna y por momentos hasta la sucesión presidencial mezclada con el debate legislativo. Por ejemplo, a senadores como Citlali Hernández y César Cravioto, normalmente aguerridos y combativos en tribuna, se les vio mucho menos activos que en otras discusiones, como si al hacer una especie de «vacío pasivo» le apostaran a que fracasara el coordinador zacatecano, sin saber que el fracaso era también para el presidente López Obrador, principal impulsor de la propuesta de los diputados del PRI.
La sesión de ayer se convirtió en un mercado de votos, donde se intercambiaban y vendían lealtades y traiciones tanto en las bancadas del bloque opositor como en la de Morena. Pasado el mediodía, en los pasillos del Senado se aseguraba que Morena tenía ya 84 votos seguros, con lo que solamente le faltaba uno para alcanzar mayoría calificada, de acuerdo a la cifra de asistencia en la que se registraron varias ausencias. Primero, pasada la 1 de la tarde fue la oposición la que pidió retirar el dictamen y suspender la sesión, ante el temor de que perderían la votación, pero la mayoría morenista se opuso; luego fue Morena la que intentó solicitar la suspensión y retirada, cuando vio que los números no le alcanzaban, pero el bloque opositor se negó. Hasta que al final, pasadas las 4:00 de la tarde Morena volvió a solicitar que se cancelara la sesión y se repusiera en otra fecha y con su mayoría logró imponerse.
Y es que, de haber procedido a la votación, los morenistas y sus aliados, y junto a ellos el Presidente, hubieran fracasado al no lograr la mayoría constitucional de dos terceras partes porque se quedarían a un voto. «La oposición ésta vez sí se organizó, se pusieron duros y por más que habíamos convencido a varios, no logramos arrancarles los votos suficientes», nos dijo ayer un senador de la bancada oficialista que precisó que la sesión tardará semanas en volver a reponerse y en el inter los partidos acordaron instalar una «mesa de negociación» en la Secretaría de Gobernación para tratar de llegar a acuerdos entre la oposición y el Gobierno para una reforma que, si bien mantenga al Ejército en las calles, ponga tiempos, plazos y obligaciones para avanzar cada año en la construcción de policías civiles profesionales y honestas en toda la República.
Antes de que Morena y sus aliados recularan y se dieran cuenta de que no iban a poder derrotar al bloque opositor, los operadores de la 4T aseguraban tener al menos 10 votos «seguros y amarrados» de senadores de la oposición. Según afirmaron a esta columna ya había «convencido y negociado» los votos a favor de los senadores del PRI: Manuel Añorve Baños, que fue el primero en entregarse; Jorge Carlos Ramírez, quien negoció con Monreal votar a favor a cambio de una modificación al quinto transitorio; Verónica Martínez y Eruviel Ávila, votarían a favor por instrucciones de sus gobernadores y la amenaza del PVEM de no ir en alianza en sus estados; Nuvia Mayorga se dobló por presiones de su Gobernador e iría a favor.
En cuanto a los panistas, después de la sorpresiva renuncia del yucateco Raúl Paz que en la víspera se brincó a Morena, ningún otro senador blanquiazul votaría a favor, pero sí hubo dos que negociaron su «ausencia» a la sesión, con lo que favorecían a Morena. Fue el caso de Indira Rosales, que se hizo la desaparecida y nunca contestó los teléfonos desde la madrugada de ayer, y del veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez, quien pactó su ausencia y argumentó una enfermedad de su hijo para no acudir a la sesión de ayer.
Un caso particular fue el del senador por Sinaloa, Mario Zamora Gastelum, quien hasta la noche del martes se había comprometido a votar a favor con Morena y sus aliados, pero ayer se rebeló y anunció en sus redes sociales que votaría en contra «porque los senadores nos debemos a la gente». Según fuentes cercanas al legislador sinaloense, lo que lo hizo cambiar fue la molestia que le provocó el mensaje que le mandó en Twitter el embajador Quirino Ordaz, quien desde Madrid le sugería a Zamora que apoyara con su voto a favor la reforma constitucional. “Le molestó mucho el mensaje de Quirino porque él lo abandonó y lo entregó en las elecciones de Sinaloa y ahora le pide apoyo”, dijo la fuente.
La derrota de ayer para Morena y para el presidente López Obrador y sus nuevos aliados «Alito» Moreno y Rubén Moreira, recuerda a los otros dos frentazos que se ha llevado la 4T en el Senado: el del periodo extraordinario que no pudieron convocar para aprobar la Revocación de Mandato en agosto de 2021, y el más doloroso para el Presidente, que fue el rechazo a su Reforma Eléctrica en abril pasado. En esta ocasión, ni López Obrador ni su operador Adán Augusto pudieron doblegar al bloque opositor y decidieron recular a tiempo para evitar otro fracaso estrepitoso; veremos si en la negociación que se abrirá pronto en Bucareli los opositores logran cambiar los términos y condiciones para la extensión al Ejército en las calles, pero por lo pronto la oposición, esa a la que tanto se cuestiona por debilidad o se le llama «moralmente derrotados», ayer dobló a todo el aparato de Estado, con todo y amenazas, presiones, chantajes y cañonazos.