La tontería es un trofeo. La renuncia al pensamiento es hoy la mejor demostración de lealtad. El caudillismo pide esa exhibición de los suyos: que no aparezca la desfachatez de hilar un razonamiento propio; que no se cuele la lógica. Que no aparezca el ingrato que vea con sus propios ojos. Hay que ver el mundo como lo describe el prócer, hay que nombrarlo solamente con sus frases y sus fórmulas.
El tabasqueño profesional que despacha como Secretario de Gobernación ha hecho gira para demostrar esa fidelidad. Ha brincado de estado a estado coleccionando pifias. El compadre que llegaba a imprimir eficacia a la oficina se ha convertido en provocador de tiempo completo. No actúa como Ministro del Interior sino como un precandidato polarizante. Abandona sus responsabilidades para dar rienda suelta a sus ambiciones. No puede encontrarse ninguna lógica en sus giras recientes. De lo que se trata es de tener presencia para colarse al proceso sucesorio.
El Secretario de Gobernación ha dado el banderazo de salida de su campaña con un lema que lleva la estulticia a grados superiores. “Que siga López. Estamos agusto”. El eslogan tapiza bardas y puentes. Los diseñadores del letrero habrán pensado que su inventiva es genial: rindiendo homenaje al Supremo, se cuela subliminalmente el nombre del tapado. Se alaba al Presidente insinuando la continuidad con una homofonía. La idiotez del lema es adelanto de la estrategia de uno de los hombres que mejor conoce al Presidente. El propósito es muy claro: escalar en las encuestas a base de tontería y provocación. Decir burradas sin pena alguna, pero que sean burradas irritantes. Si son burradas ofensivas, mejor. Ahí está el núcleo de esta campaña de la tabasqueñidad. Absurdos que aseguren la réplica. Idioteces que enganchen a los opositores. El binomio de tontería y provocación es la clave. Se trata de matar dos pájaros con dos tiros. Primero: demostrar que el ambicioso no podría tropezar jamás con una idea propia y, segundo: irritar a la oposición para convencer a los fieles que la guerra de la “transformación” puede tener un nuevo comandante.
Los tabasqueños somos tan listos que no tenemos que hacer tanto esfuerzo como los norteños dijo, hace un par de días el precandidato que hace campaña desde Gobernación. Por eso no tenemos que trabajar tanto. La tontería del Gobernador neoleonés encontró su par. A decir verdad, la estrategia electoral del Secretario de Gobernación tiene sentido en tiempos de caudillo. Todo sectarismo abomina el pensamiento independiente. Pensar es perfidia y cualquier insinuación de concordia es una traición inaceptable. Por eso hay que aplastar cualquier brote de pensamiento y conciliación. Ahí está la oferta: seguiremos agusto si nos persinamos con las diez frases del caudillo y mantenemos vivo el teatro de la confrontación.
Pero, más que una estupidez es una irresponsabilidad gigantesca que, desde el gobierno se haga campaña con el drama de la inseguridad. Desde la Secretaría de Gobernación se descalifica a los gobiernos de signo distinto por sus resultados en la lucha contra el crimen. Los criminales celebran el pleito. Puede haber controversia sobre las formas de encarar esta desgracia. De lo que no cabe la menor duda es que, si el asunto se trata como pleito de partidos, seguirán ganando los delincuentes. Mucho más grave es que eso se haga desde la oficina del vicepresidente de la República. Si hay una zona que exige una unidad de Estado es, precisamente ahí: en la lucha contra el crimen.
Pero hay también en el país sorpresas de dignidad e inteligencia. Después de que el Presidente de la República se prestara públicamente al encubrimiento del Secretario de la Defensa, un Senador lo confrontó admirablemente. Es importante detenerse a reconocer el discurso del Senador Germán Martínez Cázares ante los secretarios de Defensa y de Marina. La República encontró en su voz un mensaje a la altura de sus valores y exigencias. Ante las renuncias de la autoridad civil, ante la entronización del Ejército como el gran poder, el Senador hizo la defensa indispensable de la Constitución, del pluralismo y del sometimiento de las armas a la autoridad civil. Su discurso será recordado.