El agua, un problema social

La ciudad de Xalapa tiene un marco natural esplendoroso, adicionalmente, salvo las alteraciones por el cambio climático, su temperatura promedio anual es templada lo cual posibilita un entorno que contribuye a la mejor calidad de vida de sus habitantes. Las temperaturas calcinantes de ciudades costeras y de los llanos sotaventinos hacen de Xalapa un atractivo paraíso terrenal, aunque nada exento de problemas muy propios de la convivencia humana en países de deficiente infraestructura urbana...
miércoles, abril 2, 2025
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Veracruz quebrado

Se ha dicho aquí, hasta la saciedad. El nuevo gobierno de Veracruz recibió las finanzas públicas en absoluta quiebra. Hay problemas estructurales, como la falta de fondos para la nómina educativa, el subsidio a las pensiones y la falta de recaudación propia (o sea, la dependencia de las participaciones federales). Pero la ratería, la rapiña en el manejo del dinero público, que no sólo no detuvieron sino incrementaron astronómicamente Cuitláhuac García, su primo Eleazar Guerrero y muchos otros gaseosos, por ahora impunes, llevaron el robo al extremo (no me...

«La fuerza de contagio» de López Obrador

Lo último

“La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio”, fue la zalamera expresión del doctor López Gatell al explicar el padecimiento de Covid-19 que aquejaba al presidente López Obrador, afortunadamente sin graves consecuencias. El fraseo de López Gatell fue bastante comentado por su acentuado tufo de servilismo, muy raro en quien por su profesión puede ser catalogado como un científico. Con los índices de la pandemia a la baja y los dramáticos resultados de la estrategia para combatirla en nuestro país, el doctor Gatell sufrió un grave descrédito, porque no es poca cosa el que México figure en el cuarto lugar de defunciones a causa del Covid-19, incluso por arriba de países con mayor población, la India, por ejemplo. Pero, volviendo a la frase del inicio, traslapándola al efecto de empatía que provoca la imagen del presidente López Obrador en ciertos sectores de la población mexicana debemos aceptarlo como un genuino fenómeno de psicología de las masas. No hace mucho, en plática con un destacado comunicador, éste se mostraba realmente sorprendido a causa de la empatía (“irracional”, sugirió, que le despierta el desempeño del presidente López Obrador en su rutina diaria, pese a no coincidir con sus acciones de gobierno. ¿A qué pudiera deberse esa dicotomía de sentimientos y la discrepancia psicológica respecto a las acciones de una misma persona? ¿A cuántos mexicanos le ocurre el mismo fenómeno? Quizás parte de la respuesta a esta última interrogante la encontremos en el resultado de las consultas de opinión, pues es notable que entre quienes declaran su simpatía personal hacia el presidente, un grueso número acepta no estar de acuerdo con las acciones de su gobierno. Es decir, la actitud paternalista de López Obrador conquista voluntades personales, aunque como gobernante no concita igual número de afinidades. Debido a que está en juego el futuro inmediato del país es interesante el fenómeno que abordamos, porque la figura presidencial es imán que atrae simpatías hacia su partido, y se refuerza con la implementación de programas sociales, muy ad hoc a propósitos clientelares. Si a este fenómeno agregamos la significativa presencia territorial de MoReNa en el país al gobernar las dos terceras partes de las entidades federativas, podemos tener clara idea de las dimensiones del reto que tienen enfrente los adversarios del presidente, “la oposición” en términos genéricos. Tarea titánica, sin duda, pero la política es la ciencia de lo posible, según dicen quienes de eso saben.

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