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¿Quién es Andrés Manuel López Obrador?
A lo largo de los años -durante más de dos décadas y más de veinte ocasiones- me he topado con López Obrador desde mi calidad de reportero; siempre dentro de territorio veracruzano.
Recuerdo sus mítines en Coatzacoalcos, Córdoba, Acayucan, su mañanera en Veracruz, alguna entrevista de radio a cargo de la máster Maritza Pulido Tejeda y un largo etcétera…
He sido testigo de su oratoria electrizante…
AMLO líder del PRD; AMLO candidato a presidente en el 2006, AMLO candidato presidencial en el 2012; AMLO candidato presidencial durante el 2018; AMLO presidente, etcétera…
Ramón Roca Morteo fue alcalde de Acayucan y un brillante personaje político nativo de Tlacotalpan pero avecindado y líder en el istmo veracruzano.
Primo político de Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos, don Ramón conoció a López Obrador desde la década de los noventa -o antes- y dibujó un perfil que compartió con este reportero: “es un monstruo político; controla a sus seguidores como soldados; lo vi atenderlos uno por uno, pendiente de su movilización, de su seguridad, de sus necesidades mientras marchan; llegará muy lejos…”
El vaticinio de Roca Morteo se cumplió a partir de los comicios del 2018, con el triunfo de MORENA en el relevo presidencial.
Años atrás el gran don Ramón se nos adelantó y debe estar dialogando con don Yayo Gutiérrez sobre ese y muchos temas más: políticos seguramente…
¡Cómo nos hacen falta para analizar el entramado político mexicano actual!
Surge una pregunta inmediata:
¿Qué es la 4T?
El ataque cibernético a los archivos de la SEDENA por parte de un grupo de hackers denominadosGuacamaya forma parte de estas preguntas y de sus potenciales respuestas.
AMLO encabeza una presidencia surgida de un movimiento social aparecido durante la década de los años ochenta en México, inicialmente abocado al tema democrático.
Hoy la 4T se propone un cambio de régimen, lo cual va más allá de la democracia, pues hablamos del “conjunto de instituciones y leyes que permiten la organización del Estado y el ejercicio del poder. A través del régimen político se determina la vía de acceso al gobierno y la forma en la cual las autoridades pueden hacer uso de sus facultades.” (1)
El candidato Andrés Manuel López Obrador lanzó una frase icónica en el año 2006, cuando perdió -en medio del alegato por presunto fraude electoral- los comicios ante Felipe Calderón Hinojosa: “al diablo con las instituciones”.
Dicha frase requiere análisis debidamente contextualizado…pero cobra vigencia aun cuando el Andrés Manuel a quien probablemente le robaron el triunfo dieciséis años atrás, hoy es titular del poder ejecutivo en México.
¿Ha cambiado el perfil político de López Obrador una vez convertido en presidente?
Veamos otra frase clave de su discurso, generada el 6 de abril del 2022 y dirigida a los ministros de la Suprema Corte de Justicia: “Y que no me vengan a mí de que la ley es la ley, no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”.
Nuevamente, la frase debe manejarse en su respectivo contexto; en este caso el debate por la reforma eléctrica impulsada por AMLO quien aludió dentro de dicha polémica a la reforma energética del 2013, cuando gobernada Enrique Peña Nieto.
Y va de nuevo la pregunta: ¿Ha cambiado el perfil político de López Obrador una vez convertido en presidente?
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De Max Weber, sociólogo alemán, es la obra: Estructuras de poder (Editorial La Pléyade, Buenos Aires, 1977), donde se lee:
“1. Rasgos característicos del carisma
Aunque las estructuras burocrática y patriarcal se contraponen en diversos aspectos, tienen en común un rasgo muy importante: la permanencia. Ambas son organizaciones de la rutina cotidiana. El poder patriarcal, en especial, se liga a la satisfacción de las necesidades periódicas y normales de la vida cotidiana. La autoridad patriarcal tiene, en consecuencia, su campo de acción originario en la economía, es decir, en las estructuras económicas que pueden satisfacerse por medio de una rutina cotidiana. Y en ese sentido, la organización burocrática sólo es la imagen antagónica del patriarcalismo transformado en racionalidad. Como organización permanente, provista de un conjunto de normas racionales, la burocracia está estructurada para satisfacer necesidades calculables y periódicas a través de una rutina normal.
La satisfacción de las necesidades que están más allá del ámbito de la rutina cotidiana ha tenido, en principio, una base radicalmente diferente, a saber, carismática: cuanto más nos remontamos en la historia más se presenta este caso.
Y esto implica que -en circunstancias de conflicto psíquico, físico, económico, ético, religioso o político- los dirigentes “naturales” no han sido funcionarios ni poseedores de una “ocupación” en el sentido moderno del término, es decir personas que poseen un conocimiento técnico y que sirven a cambio de una remuneración. En periodos conflictivos, los dirigentes naturales han estado dotados de atributos específicos del cuerpo y espíritu, y estos atributos han sido juzgados como dones sobrenaturales, inaccesibles a todo el mundo. Aquí empleamos con un sentido valorativo enteramente neutral el concepto de “carisma”…
…A diferencia del tipo de organización burocrática de cargos, la estructura carismática prescinde de todo tipo o método regulado de nombramiento y destitución. Desconoce una “carrera”, “promoción”, “sueldo”, determinados o una educación ordenada y técnica del depositario del carisma o de sus asistentes. Desconoce todo control o reclamo, toda jurisdicción funcional exclusiva; también rechaza instituciones permanentes como nuestras “reparticiones” burocráticas, independientes de las personas y del carisma personal”.
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Maximilian Karl Emil Weber (21 de abril de 1864-14 de junio de 1920), conocido como Max Weber, me conduce a pensar, con esta conceptualización de la estructura del poder carismático, en el México del siglo XXI.
Muchos elementos planteados por el intelectual alemán están presentes en Andrés Manuel López Obrador, en su proyecto de cambio de régimen en México, en su discurso desde la búsqueda del poder -primero- y desde el ejercicio del poder -hoy en día-.
El perfil político de AMLO no ha cambiado a lo largo de su más de cuatro décadas de carrera a partir de y para el ejercicio del poder…
El López Obrador que bloqueó los 51 pozos petroleros en Tabasco durante la década de los noventa es el mismo que hoy nos gobierna: negociador para obtener sus objetivos específicos y particulares y radical en la toma de decisiones cuando no obtiene sus propósitos…
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El hackeo de los archivos en la SEDENA, EL REY DEL CASH -libro a presentarse el próximo lunes- forman parte de una larga lista de ataques a todo lo que representa Andrés Manuel López Obrador: a sus logros y a sus fracasos; a sus verdades y a sus mentiras; a sus lados positivos y a los negativos…
La lista de ataques es tan añeja como su lucha política y seguirá incluso cuando haya muerto…
AMLO es un líder carismático en el sentido sociológico que Max Weber otorga a ese concepto profundo en su análisis sobre las estructuras de poder.
Sabemos que tocó y toca intereses de muy alto nivel, cuyos privilegios podrían estar en peligro y sus dueños no están y nunca estarán dispuestos a perderlos…
También sabemos sobre los excesos de nuestro presidente a lo largo de su trayectoria política y durante los cuatro años de gestión…
AMLO es mucho de aquello que niega ser, lo sabemos…
Pero entre sus enemigos más poderosos, el interés no es frenar a AMLO por AMLO mismo sino por los ajustes de poder que implementa, así resulten confusos…
Hay nuevos actores y nuevos ingredientes en la lucha por el poder político en México, porque esa estructura de poder ha cambiado ella misma: el crimen organizado dejó de ser un mecanismo para convertirse en una estructura…
Esta aseveración es muy grave. Deseo, de todo corazón, equivocarme. Ya lo veremos…
De no ser una estructura aún, entonces el crimen organizado habría dejado de ser un mecanismo o una herramienta de los dueños del poder para evolucionar a un cáncer que los ha enfermado y pasará mucho tiempo para curarse ellos -y la sociedad toda- de dicho mal…si dan con la cura, o si les interesa dar con ella.
La polarización política en México no se ha detenido y no se detendrá.
Durante los próximos dos años la lucha preelectoral se convertirá en una guerra total, electoral y por el poder más allá de las urnas…
Unos a seguir por el cambio de régimen -sea lo que sea, ese ente denominado 4T- otros a defender la existencia del viejo régimen o -en todo caso- a darle una pequeña maquillada…
AMLO no es demócrata, no es la democracia una parte del régimen que desea instaurar…
AMLO no es un hombre con ideología de izquierda: no es un gobierno de izquierda lo que desea construir…
AMLO sólo cree en AMLO y desea prolongar su poder más allá del 2024, colocando en la silla presidencial a quien -en teoría- garantice la aplicación de la 4T: su particular proyecto de país montado en un régimen donde él está por encima de las instituciones y él estará por encima de su relevo…
A su vez, el relevo de AMLO podrá estar -de ser necesario- encima de las instituciones y de la ley, según López Obrador…
En lo macroeconómico la 4T es una mezcla extraña de modelo estatista, nacionalista y neoliberal aunque en el discurso político se ataque todo lo que huela a neoliberal…
Tremendo enredo…
Etcétera…
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El país vive una gigantesca tensión política propia de la lucha por el poder, una lucha sui géneris, sin precedente…
Quienes llegaron al poder lucharán por mantenerse en él encabezados por su líder carismático, por los logros que le reconocen, o por seguir formando parte de la burocracia con el mando en sus manos o mandar por primera vez…
Quienes perdieron el poder lucharán por retornar a su control, para evitar más riesgos de pérdida de sus privilegios, o para volver al alimento burocrático, o para defender lo que -a su particular entender- debe ser el camino social, político y económico del país; o para mandar otra vez o por vez primera…
La democracia exige inteligencia social…
Ahí entramos los ciudadanos…