La primera ministra británica, Liz Truss, destituyó ayer al ministro de Finanzas y su gran aliado, Kwasi Kwarteng, además desechó partes medulares de su paquete económico, en un intento desesperado por mantenerse en el poder y sobrevivir a la agitación política- financiera que afecta al país.
“Tenemos que actuar ahora para tranquilizar a los mercados”, afirmó Truss, muy tensa, en una breve rueda de prensa en la que sólo contestó cuatro preguntas. Para ello, la líder conservadora, en el poder desde hace poco más de un mes, aceptó finalmente incrementar el impuesto a las sociedades, una medida del gobierno anterior que estaba decidida a suprimir.
Pero se declaró “absolutamente determinada” a llevar adelante el resto de su plan para “conseguir un crecimiento más fuerte, un Reino Unido más próspero y salir de la tormenta”.
En un mercado extremadamente volátil, la libra esterlina reaccionó cayendo 1.20 por ciento frente al dólar, hasta 1.1188 dólares por unidad.
Los mercados financieros británicos se han visto sacudidos por gran nerviosismo desde que el 23 de septiembre Truss y Kwarteng presentaron un paquete de medidas que prevé importantes ayudas públicas y recortes de impuestos, pero nada para financiarlo.
Como resultado, las tasas de interés de la deuda pública británica se dispararon, lo que obligó al Banco de Inglaterra a intervenir comprando bonos a largo plazo.
El banco central –entidad independiente del gobierno– buscaba frenar así la subida de los intereses, pero fracasó, y cuando anunció que no prolongaría las compras más allá de este viernes creó más caos en los circuitos financieros internacionales. En este tenso contexto, Kwarteng, un ultraliberal de 47 años nacido en Londres de padres inmigrantes ghaneses, fue empujado a dejar su cargo para intentar salvar el de Truss.
La primera ministra “me ha pedido que me haga a un lado como su ministro de Finanzas. He aceptado”, escribió tras regresar urgentemente de Washington, donde asistía a las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Kwarteng fue remplazado por el ex ministro de Relaciones Exteriores y de Salud, Jeremy Hunt.
Según la prensa británica, diputados del Partido Conservador están intentando ya destituir a Truss, ante las desastrosas encuestas que auguran una aplastante derrota de la derecha en unas próximas elecciones legislativas.
La jornada comicial está prevista para enero de 2025 a más tardar, pero la tormenta política y económica provocada por sus polémicas reducciones de impuestos parece hacer imposible que la líder conservadora se mantenga en el poder hasta entonces.
Truss, de 47 años, llegó a Downing Street el 6 de septiembre. Sucedió en las riendas del instituto político y del Ejecutivo al controvertido Boris Johnson, obligado por sus propias filas a dimitir a raíz de una multiplicación de escándalos que dieron al traste con su popularidad. Pero sólo un mes después, la nueva líder conservadora se ha puesto en contra a los mercados, los votantes y destacadas personalidades de su propio partido.
“Cambiar de ministro de Finanzas no deshace los daños ya infligidos” y “necesitaremos un cambio de gobierno”, afirmó Rachel Reeves, responsable de cuestiones económicas en el opositor Partido Laborista, que supera con creces a los conservadores en las encuestas recientes.
En tanto, el grupo postal británico Royal Mail, cuya actividad no logra repuntar y que se vio afectado por varias huelgas, informó que recortará 10 mil puestos de trabajo hasta agosto próximo, lo que podría traducirse en 6 mil despidos. El grupo International Distribution Services, su compañía matriz, señaló haber lanzado un proceso de consulta para “ajustar el tamaño de la empresa”.